Modelando el socioespacio. Hacia un modelo para el análisis de la identidad espaciocultural


Arquitecto – Urbanista

Resumen

El socioespacio es el espacio trandisciplinar donde el arquitecto se desempeña. En este artículo propondré una nueva modelización de los procesos semiológicos y epistemológicos generadores de identidad espacial, fundamentada en un enfoque multidisciplinar. La finalidad del modelo es dimensionar el efecto del espacio urbano sobre la creación de representaciones que explican las dinámicas sociales y urbanas. El modelo fue aplicado utilizando un riguroso experimento con realidad virtual en Ciudad de Panamá. Los resultados muestran que los itinerarios urbanos diarios de los encuestados, afectan la reconstrucción funcional de la ciudad, creando sistemas de representación de las dinámicas sociales y urbanas que son propias de grupos sociales específicos. La evidencia prueba la pertinencia del modelo como una herramienta de análisis transdisciplinar de valor para la Arquitectura, el Urbanismo, la Geografía Urbana y la Sociología Urbana.

Recibido
7 de diciembre de 2019
Aceptado
10 de setiembre de 2020

Introducción: las teorías base del modelo

El socioespacio permite que cada grupo social posea un sistema de representación del medioambiente urbano. Lo que llamamos identidad es un sistema epistemológico que crea representaciones del mundo y luego se manifiesta en el comportamiento del sujeto en el espacio. La forma de crear representaciones está codificada por nuestra percepción que es predictiva, bayesiana (Clark, 2016)  y enactiva (Froese y Di Paolo, 2011) con una papel importante, aunque con frecuencia poco señalado, del cuerpo por sus reacciones frente al entorno (Burdman, 2016, p. 478). En este proceso, nos apoyamos en la multiestabilidad como una herramienta cognitiva de supervivencia y aprendizaje. Su uso nos permite cambiar entre distintas representaciones y asociaciones al recibir estímulos topológicos (Varela, 1999).

La identidad espacial es fluida y depende de la cultura (Alonqueo Boudon y Silva Cid, 2012, p. 842) sin que esto signifique que no pueda ser estudiada como un fenómeno desde la Arquitectura, con un enfoque transdisciplinar que analiza los grupos sociales y no el comportamiento del individuo para establecer predicciones. Para estudiar esos grupos humanos, es importante entender que los grupos culturales (Kantor, 1982) dentro de esos grupos sociales muestran procesos cognitivos ligados a la edad y a los cuatro cuadrantes de la consciencia descritos por Ken Wilber (1997). Es decir, la identidad también está ligada a las clases sociales y los recorridos socioespaciales que los grupos sociales realizan; en este estudio busco establecer un modelo para la medición del efecto de esos recorridos sobre la representación. 

El modelo que presentaré asume que las situaciones semiológicas del espacio están relacionadas con campos semánticos específicos (Gao y Xu, 2013). El uso del lenguaje nos permite contar historias sobre lo que vemos durante un recorrido cualquiera. Este sistema analítico guarda relación con la teoría psicológica de los marcos relacionales (Blackledge, 2003), como veremos más adelante. La temporalidad que obtenemos de estos discursos y narrativas sobre el espacio, propios de nuestro grupo social, varían de la mano de la cultura como si se tratara de un tipo de liderazgo que modera nuestras representaciones (Cotter-Lockard, 2016). También los monumentos o edificios son afectados por la manera de ver de una época o grupo (O’Connell, 2001) [1].

La idea de identidad posee dos acepciones importantes para este artículo; en primera instancia está su asociación con la psicología del individuo, la idea de que la identidad es un reflejo de la personalidad y la crianza. Por otro lado la idea de una identidad histórica del grupo social, que hace énfasis en mitos y realidades compartidas de una época lejana o contemporánea (Smith, 1997). No existe una clara frontera entre las dos maneras de enfocar la identidad porque los procesos históricos también poseen un zeitgeist o espíritu de la época.

Los individuos absorben en su crianza códigos históricos de larga trayectoria. El modelo poscognitivista (Burdman, 2016) deberá incorporar la fluidez conceptual suficiente que incluya ambos tipos de identidades.  En este sentido, desde la ampliación de la idea de campos situacionales de Kurt Lewin (1942) y los campos semiológicos de Henri Lefebvre (Fuchs, 2019), propongo utilizar de manera integrativa los campos situacionales geolocalizados como herramientas de modelización.

El campo situacional geolocalizado

De manera abstracta, un campo psíquico según Lewin (1935), es un sistema de fuerzas perceptivo que induce algún tipo de atracción [2] sobre un individuo. Lewin utiliza el ejemplo de un niño al que se le presentan dos objetos, un juguete y un chocolate, y cada uno reclama su atención a la manera de un campo con un vector de fuerza. Al presentar su hipótesis indica que la intensidad del vector cambia a través del proceso de manera dinámica. Al igual que en el caso de Skinner la relación individuo-ambiente es mediada por lo que llama contingencias funcionales (Ballesteros y Rey, 2001, p. 180). A pesar de que Lewin otorgó mucho peso al determinismo perceptivo del ambiente, su teoría del campo se anticipa al análisis del comportamiento en psicología y desplaza la memoria y el pasado del individuo como la única madiadora del comportamiento en el espacio.

Añadiendo la dialéctica interconductista de Kantor (Delprato y Smith, 2009), el concepto de campo llega hasta nuestros días enriquecido y usualmente estudiado a través del método de la teoría de marcos relacionales (Fryling, 2012, p. 85). El interconductismo hace énfasis en la tensión dialéctica entre el sujeto y el objeto, sin poner todo el énfasis en los estímulos provenientes del medioambiente o del objeto de manera determinista. Para Lefebvre (1974), un campo de fuerzas emerge desde el capitalismo para la producción del socioespacio. Tanto para la psicología como para la sociología, el interconductismo filosófico se materializa en los estudios por la necesidad de analizar las variables intencionales de la producción del espacio y al individuo sumergido en ellas.

El espacio urbano organiza el funcionamiento de la sociedad, educándonos sobre los campos situacionales a través de nuestros itinerarios. No se trata de usar el término educación como un proceso didáctico o moral, sino como un proceso de imposición de normas y de poder [3] que ordena nuestra representación e identidad de manera interconductista. Un itinerario urbano establece conjuntos y subconjuntos de campos situacionales geolocalizados para diferentes individuos de manera probabilística. De esta forma lo que obtenemos de un recorrido es un mapa cognitivo con determinados campos que leemos a través de topologías, tipologías y macro-tipologías. Todo modelo de la representación debe construirse a partir de la relación del individuo con su crianza dentro de un grupo sociocultural y su familiaridad con los campos situacionales. Estos campos se convierten en sus espacios de vida y es ahí donde recibimos el influjo de las dinámicas sociales, urbanas y económicas que componen la ciudad.

El modelo propuesto

En la Figura 1, presento un esquema del modelo. Los itinerarios están compuestos por campos situacionales que se integran al sistema continuamente, creando identidad/comportamiento.

Figura 1
El modelo de la identidad espacial cultural.
Fuente: elaborado por el autor.

El modelo tiene un sistema interior, compuesto por grupos sociales, itinerarios y representación. Fuera del sistema interior aparecen los elementos agregados que surgen a raíz de la acción de los grupos sociales en el espacio urbano. Las dinámicas sociales, las dinámicas urbanas y el comportamiento/identidad, son el resultado agregado con afectaciones bidireccionales. En el sistema exterior pueden incluirse, dentro del grupo llamado dinámicas sociales, todas las fuerzas que modifican el poder entre clases sociales y el comportamiento de grupos culturales específicos, incluyendo grupos étnicos o grupos políticos. Dentro del grupo dinámicas urbanas, podemos incluir variables microeconómicas y macroeconómicas relevantes. Por ejemplo, la pertenencia a un grupo sociocultural específico, como podría ser el de trabajadores del sector de la construcción de clase baja, conlleva amenazas macroeconómicas como la mano de obra inmigrante dentro de la economía nacional. Es importante incluir las dinámicas relevantes para el grupo sociocultural de manera transdisciplinar en el modelo.

Para aplicar el modelo y evaluar su coherencia, se diseñó un experimento que permitió cruzar los recorridos diarios hogar–universidad de grupos socioculturales específicos, con una encuesta sobre la representación del sistema ciudad, haciendo énfasis en las dinámicas sociales y las dinámicas urbanas. La pregunta de base para el diseño experimental fue: ¿qué efecto tienen los recorridos sobre la representación del grupo? O dicho de manera aún más simple, ¿todos los grupos socioculturales entienden las dinámicas sociales y urbanas de la ciudad independientemente de su recorrido diario? Las dinámicas urbanas y sociales de la ciudad de Panamá forman parte de los elementos conocidos; pobreza, marginalidad, informalidad, largos recorridos, entre otros. Lo que no conocemos es la representación de esos elementos por parte de grupos específicos con itinerarios muy particulares dentro de la urbe. La variable dependiente del modelo es la representación de las dinámicas y la variable independiente es el itinerario.

Metodología

Realicé el experimento con una muestra de estudiantes universitarios en buena salud cognitiva de la facultad de antropología (25 personas en edades entre 22 y 25 años) y de la Facultad de Arquitectura (30 personas en edades entre 23 y 26 años). De estas 55 muestras totales, 13 fueron descartadas por incompletas, dando como resultado final 42 encuestados con el formulario de seis páginas que incluía una proyección de un área urbana virtual de dos minutos y una gran variedad de preguntas a ser completadas en aproximadamente dos horas, seguidas de una discusión abierta sobre la ciudad de Panamá. En el presente análisis me enfoco en nueve preguntas ubicadas al final de la encuesta, que presento junto con los resultados en versión resumida:

A. ¿Qué medios utiliza para llegar a la universidad?

B. ¿Cuál es la zona más insegura de su recorrido?
“Metro bus de San Miguelito”
“San Miguelito desde la Roosevelt hasta el hospital san miguel arcángel”
“Área de Panamá viejo”
“En el transcurso que debo caminar”
“En las calles de mi zona”
“De mi casa a Los Andes”
“Cuando paso por la 4 de julio”

C. ¿Cuál es la zona más segura de su recorrido?
“En la universidad cuando llego”
“Metro de Panamá”
“Costa del Este”
“Dentro de las estaciones del metro”
“Desde que agarro el bus de la universidad a mi casa y cuando entro al portal”
“Lobby de mi edificio”

D. ¿De qué trabaja y a qué se dedica un habitante de la zona más segura de su recorrido diario?
“Trabaja en el gobierno, institución pública o privada y se puede especular que tiene un buen salario entre 2.000 a 5.000.”
“Puede ser ayudante, Lic. Arquitectos e ingenieros amas de casas.”
“Trabajos en comercio, mantenimiento, prestamos de servicios.”
“Creo que se dedica a algo profesional.”

E. ¿De qué trabaja y a qué se dedica un habitante de la zona más insegura de su recorrido diario? Mínimo 10 palabras
“Mecánicos, algunos no trabajan están bajo salario mínimo.”
“Venta ambulante de golosinas en semáforos o limpiador de establecimientos.”
“Trabaja de taxista, arreglando las partes de los autos se dedica a andar corriendo por los trabajos.”
“Creo que se dedica a vender cosas comestibles o trabajo social.”
“Creo que si viven en ese lugar pueden ser independientes como buhonería, domésticas.”

F. ¿Cómo describiría físicamente a un habitante de la zona más segura de su recorrido diario? ¿Qué tipo de marca de ropa o accesorios utiliza y qué gustos tiene?
“Una persona normal sin tanto por mostrar ni exagerar, que gusta la ropa de colores menos extravagantes.”
“Con buena salud física y limpio.”
“Las personas de zonas más seguras son personas de contextura media o delgada y hasta gruesa dependiendo, suelen usar ropas de marcas como Tommy Hilfiger Adiddas, Nike, Newwest, y tienen gustos refinados y formales.”

G. ¿Cómo describiría físicamente a un habitante de la zona más insegura de su recorrido diario? ¿Qué tipo de marca de ropa o accesorios utiliza y qué gustos tiene?
“Físicamente con rasgos mestizos, ropa igual de marca y a veces genérica.”
“Ropa casual quizás tiene auto o no y viaja si su salario lo permite quizás no hace ejercicio porque no hay lugares adecuados cerca de donde vive. Es extraño que la gente que vive aquí vista ropa de marca.”
“No tan finas a lo que se puedan vestir gustos peculiares con diversas mezclas.”
“Sería muy humilde creo que consiguen cosas baratas para que la plata le alcance.”

H. ¿En qué zona le gustaría vivir si fuera posible? ¿Por qué?
“Me gustaría vivir en la ciudad con un departamento seguro.”
“Clayton, considero que es una zona segura.”
“En una zona segura.”
“En la zona 5 porque se ve más seguro.”
“El área donde vivo me agrada lo único que cambiaría sería la distancia a la que pueda de mi centro de movimiento es segura y tranquila.”

I. ¿En qué zona le gustaría poner un negocio? ¿Por qué?
“Pondría mi negocio en un mall ya que hay varias personas que van allá.”
“Costa del Este, el hecho de ver tantos edificios me recuerda a las películas de new york, y por ende lo asocio con economía.”
“En la zona 3 porque las residencias alejadas no son atractivas.”
“Depende de lo que ofrezca pero estoy seguro de que una fonda no funcionaría en lugares exclusivos.”
“En la zona 3 porque no tendría competencia.”

Resultados

Los resultados de las encuestas fueron divididos en tres grupos, dependiendo de la cantidad de kilómetros que debían recorrer para llegar a la universidad con una descripción del grupo social y la morfología que habitan. Los tres grupos se corresponden a tres grupos socioeconómicos diferentes con morfologías urbanas diferentes. Esto se debe al hecho de que la ciudad de Panamá es una ciudad donde la diferencia entre el centro y la periferia es notable; por ejemplo, las áreas del centro urbano poseen calles pavimentadas y aceras, mientras que en la periferia no aplica ninguna de las dos. Uso como sistema de nomenclatura al punto de inicio de dicho recorrido:

1. Veredas informales urbanas: personas que viven a más de 17 km de la universidad y tienen generalmente bajo ingreso familiar.

2. Intersticio, los puntos de intercambio entre tipologías formales e informales: personas que viven entre 8,5 y 17 km de recorrido con ingresos medios-bajos.

3. Urbano formal: personas con recorridos de menos 8,5 km, ingresos medios y altos.

La Figura 2 muestra el hogar de los 42 encuestados como círculos rojos y la universidad con el indicador de posición en el centro de las circunferencias. Como puede observarse en la imagen, el 37% de la muestra vive en un radio de más de 17 km de la Universidad de Panamá. Su recorrido a la universidad toma alrededor de tres horas o más. El 23% vive en el centro y el 40% aproximadamente vive en el sector intermedio, entre los 8,5 y 17 km de radio de la universidad. Este último recorrido a la universidad dura alrededor de una hora y media. Los tres grupos de habitantes encuestados quedan reflejados en esta imagen de manera sencilla y utilizan un promedio de tres medios de transporte combinados para llegar a destino; caminan hasta las paradas de bus, el que los lleva hasta una parada de tren o una conexión a la red primaria de autobuses.

De manera general los datos muestran que las estrategias de recopilación de información urbana cambian. Cuando cada grupo social expone su representación particular sobre las dinámicas urbanas o sobre las dinámicas sociales, lo hace de manera diferente. Utilicé un análisis cualitativo, analizando el conteo de palabras y la organización del discurso para extraer esta información. Estos datos quedan resumidos de la siguiente manera:

1. Los habitantes de las áreas pobres y distantes tienden a concentrarse en la complejidad del recorrido y las amenazas delictivas: al mencionar la complejidad del recorrido me refiero específicamente a los puntos de intercambio entre medios de transporte, estaciones, paradas, letreros de trasbordo, entre otros. Existe para estos usuarios la posibilidad real de quedarse dormidos sin ver una de las paradas clave. Y la posibilidad siempre latente de amenazas delictivas como robos, conflictos armados en el camino y puntos de control policial que dificulten el tránsito.

2. Los habitantes de las áreas intermedias se concentran inevitablemente en las contradicciones y convergencias, con una visión sistémica iluminada por estas diferencias. Los puntos de interés tienen que ver con hitos urbanos que ejemplifican las transiciones; hacia puntos seguros y hacia puntos inseguros en la trama.

3. Los habitantes de las distancias cortas viven totalmente enfocados en los criterios estéticos y sistemáticos del poder. Los puntos de atención tienen que ver con el interés o utilidad percibida de los hitos urbanos. Los criterios de funcionalidad están estructurados desde el poder, con la desaparición de la pobreza como exógena, percibida como desestabilizante pero lejana.

Análisis y test de simetría

La intención del análisis es saber si hay suficiente evidencia para justificar un enfoque espacial de la identidad. Si efectivamente los campos interconductistas tienen un valor para el análisis de la identidad, entonces de esto sigue que los itinerarios deben ser determinantes. Cada formulario lleva una calificación de simetría en la que se evalúa el conocimiento sobre los grupos sociales que ve el encuestado en su itinerario, especialmente lo referente a sus modos de vida y las dinámicas urbanas que los afectan, utilizando una escala del uno al diez.

En las pregunta D, E, F, y G, los encuestados debían responder y utilizar el mismo lenguaje en ambas respuestas. Cuando crece la imprecisión del lenguaje con palabras como “algo parecido” y las descripciones son pobres en algunas de las dos respuestas, entonces la calificación de simetría baja. Los encuestados que lograban decir claramente a qué podrían dedicarse ambos habitantes, los de ingresos altos y los de ingresos bajos, utilizando un lenguaje similar en ambas respuestas, tenían una alta calificación de simetría. 

Según los postulados de la arquitectura cognitiva, las técnicas de análisis neurocientíficas están revolucionando el diseño arquitectónico (Hollander y Foster, 2016). Otras técnicas de análisis sobre la cognición se llevan a cabo en el nivel sensorial desde una perspectiva social y emocional. Esta vía de análisis es más similar al análisis etnográfico clásico. Lo que Kelum Palipane (2019) llama el análisis multimodal del socioespacio sensorial, permite reconstruir narrativas espaciales en comunidades específicas a partir de texturas, perspectivas, y la reconstrucción de dinámicas propias del lugar. El análisis de simetría que propongo se ubica en una etapa totalmente representacional del espacio. No da cuenta de la actividad neuronal ni de la calidad sensorial del espacio, sino del lugar que ocupan esas construcciones cognitivas dentro del esquema de narrativas del individuo. Sin duda en próximos estudios estos enfoques podrían resultar complementarios.

El riesgo percibido, las morfologías urbanas y la distancia son las principales maneras de afectar los resultados del test propuesto. Pero existen otras explicaciones menos estudiadas que podrían dar cuenta de las diferencias en el test de simetría. ¿Podríamos suponer que la comprensión de dichos sistemas va ligada a la educación formal? La evidencia muestra que no; en el experimento pude observar que el mayor nivel educativo de las clases acomodadas no logra trascender la frontera en el sentido inverso. El fenómeno de desconocimiento sobre los medios de producción que utilizan las clases sociales adyacentes o subyacentes a la nuestra no es un problema de mejor o peor educación. Según la información que pude recabar, hay una fuerte correlación entre ese conocimiento de dinámicas sociourbanas y los recorridos urbanos rutinarios de los encuestados.

Al comparar el grupo intersticio con la tabla de todos los encuestados, utilizando la matriz de georreferencia del mapa, el resultado fue revelador.

El Gráfico 2, muestra que a pesar de los ingresos relativamente dispersos, las personas que viven entre un radio de 8,5 y 17 km (grupo intersticio) del centro urbano logran obtener los mejores puntajes de simetría de manera consistente; sus puntajes son el 63% de los puntajes de más de seis en el examen de simetría, a pesar de que representan el 37% de la muestra total. Mientras tanto, los habitantes de las regiones más lejanas así como los del centro urbano, que representan el 63% del total de encuestados, muestran un bajo conocimiento sobre los medios de vida de las clases sociales adyacentes.

Esencialmente, el problema de la falta de comprensión de parte de los encuestados tiene dos posibles maneras de enunciarse. Primero, hay un desconocimiento por parte de las clases sociales de los sistemas de producción o medios de vida utilizados por clases diferentes. Y segundo, hay una baja capacidad para detectar sistemas y enunciar funcionalidades. Las dinámicas sociales y urbanas no son comprendidas por los encuestados que viven en espacios morfológicos exclusivos. El fenómeno del desconocimiento general entre clases sociales es parte del aislamiento espacial que ocurre gracias a la excesiva partición de la ciudad, ligada a las grandes distancias recorridas por medio de una pobre infraestructura de comunicación.

Adicionalmente los pobladores de áreas lejanas del centro (más de 17 km de radio) se enfrentan a la ausencia del Estado. En estos puntos de la ciudad, no hay infraestructura pública ni urbana, ni tampoco suficiente seguridad estatal. Gracias a las grandes disparidades y a la enorme percepción de riesgo de la población de menor ingreso, los espacios físicos de la ciudad ayudan a crear temporalidades diferentes que seccionan la comprensión espacial del individuo. Antes mencioné que este desconocimiento podría evidenciar una baja calidad educativa para la producción. Pero esta idea queda descalificada porque los encuestados de bajos ingresos que viven dentro de áreas urbanas si logran describir los sistemas de mejor manera, a pesar de contar con una educación comparativamente similar dentro del sistema público de educación.

Si bien las encuestas no fueron planificadas con el fin de estudiar puntualmente a los estudiantes de menor ingresos que viven en zonas urbanas o en los puntos de encuentro entre las dos zonas, los datos muestran resultados alentadores en esta dirección de investigación; los formularios de los ocho ingresos familiares más bajos dentro del grupo mencionado no se amoldan a ninguna de las tendencias de los otros grupos. Sus respuestas describen con mucha mayor precisión hitos urbanos y también explican con mayor detalle el funcionamiento de los sistemas urbanos. Incluso caracterizan a la población de mejor manera.

Resumiendo las explicaciones tentativas que dan cuenta de la falta de simetría e información clave que explique el funcionamiento de los sistemas urbanos:

Causa 1: falta de contacto social entre grupos de la pirámide socioeconómica causado por la cultura, el clasismo o el núcleo familiar

Causa 2: falta de educación suficiente en las personas de menores recursos

Causa 3: tiempos de viaje excesivamente largos

Causa 4: morfologías compartimentadas en el tejido

¿Existen una predisposición cultural al clasismo o la invisibilidad de partes de la sociedad en Panamá? La evidencia del análisis hermenéutico que realicé muestra que sí, pero dicha tradición de segmentación social no es lo suficientemente fuerte para bloquear la necesidad humana de comprender el ambiente socioeconómico y espacial. Compartimos la constante intención de mejorar la propia condición de vida a través de la cognición urbana.

Discusión

El experimento fue exitoso en varios aspectos. Permitió enfrentar las variables del socioespacio de manera ordenada y establecer nexos útiles entre análisis etnográfico, sociológico y urbano. Las dinámicas de los grupos y de la urbe se integran al sistema, abriendo el campo para un análisis transdisciplinar. El test de simetría es parte de la evidencia que apunta a la necesidad de enfocar el diseño arquitectónico en la representación narrativa del espacio. El modelo ayuda a orientar el análisis previo al diseño arquitectónico para entender la dialéctica entre campos interconductistas y grupos socioculturales. La evidencia recabada muestra la complejidad de la interacción interconductista.

Los resultados superan con creces en su relevancia para el diseño arquitectónico lo que podría resultar de la aplicación de teorías disciplinares convencionales, ya sea desde la sociología o la antropología. Se pudo comprobar que los itinerarios filtran la representación social del espacio. Esta comprobación ayuda a relacionar a la Arquitectura con las Ciencias Sociales. Teorías que hasta ahora suelen figurar en la Sociología, como las narrativas sobre el sistema mundo o fenómenos puntuales como la violencia de género, pueden ser analizadas desde las narrativas socioespaciales. Cada ciudad tiene dinámicas urbanas y sociales diferentes, ellas están incluidas y le dan especificidad al modelo. La representación es lo que permite que haya una identidad espacial. El modelo funciona como un sistema a la hora de organizar el análisis de un área urbana desde la transdisciplina.

Estudiar los campos situacionales de manera agregada en un grupo determinado, nos ayuda a ver el socioespacio desde las narrativas de la representación. Para establecer una analogía, los campos situacionales y los itinerarios urbanos son los catalizadores de las dinámicas sociales y urbanas. Sin ellos, todas las dinámicas serían comprendidas de la misma manera por todos los usuarios y por todo el territorio del globo. También, este tipo de estudios permite entender cuál será la manera de apropiación de un espacio dado, si incorporamos más elementos sensoriales como sugiere Palipane.

Conclusión

El método descriptivo y analítico propuesto busca ser una herramienta para el análisis de la cultura espacial de cualquier sociedad o grupo. Este método permite situar temporal, social y espacialmente al individuo. Los itinerarios son una de las principales maneras en las que nuestra cognición recaba información y luego crea una representación de dinámicas sociales y urbanas. Este proceso de recolección de información es entonces una parte de la identidad de cada grupo social, en un punto geográfico de la urbe, que puede ser descrito y analizado. No es lo mismo vivir en el punto A de la ciudad que en el B. Aun perteneciendo al mismo grupo socioeconómico o incluso al mismo grupo cultural, el espacio deforma las visiones narrativas de las dinámicas sociales y urbanas.

Para llegar a un análisis micro que permita dar explicaciones más certeras sobre cómo serán reproducidos los fenómenos socioespaciales en un lugar determinado, debemos contar con más información. A medida añadimos datos sobre las topologías del recorrido de cada grupo sociocultural y las proximidades de campos situacionales, podremos reconstruir mejor la manera de representar las dinámicas sociales y urbanas. Históricamente, la falta de este tipo de perfiles socioespaciales crea grandes problemas para los urbanistas y arquitectos. Tememos una escasa apropiación del espacio por parte del usuario final. Esto desaparece si logramos incorporar a la Arquitectura los saberes de la transdisciplina. Para lograr el éxito en esa apropiación, los símbolos y motivaciones deben corresponder con los del mercado meta o la población designada.

La aplicación del modelo permite entender mejor el funcionamiento de cualquier proyecto y anticipar las dificultades de uso. La comunicación estratégica de una propuesta también se beneficia enormemente del conocimiento de la identidad espacial de los habitantes, y permite explicar y encontrar maneras de redefinir la identidad. Si logramos influir como diseñadores en la representación que tiene el usuario de la ciudad, podemos transformar el comportamiento hacia nuevas y mejores formas de utilización del espacio; más sustentable o más socialmente responsable ■


REFERENCIAS

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Notas

1. Es de suma importancia el hecho de que ciudades como la París de Haussmann siguieron recetas para cambiar la identidad de monumentos. En el caso de la Torre Saint-Jacques, Haussmann erige en la base una estatua de Pascal, con la intención de desacralizar la torre y llevarla hacia el campo de los monumentos civiles. Este tipo de evidencia histórica nos impulsa a elaborar una comprensión asociativa de la identidad que trabajamos como un proyecto de asociaciones semiológicas desde el urbanismo y la arquitectura. (Volver)

2. Utilizando la analogía gravitacional. (Volver)

3. Para abandonar la idea moralizante de educación, preferimos sus acepciones biológicas y naturalistas. (Volver)


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SECCIÓN DEBATES
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Cómo citar este artículo (Normas APA):

García de Paredes, P. (2020, mayo – octubre). Modelando el socioespacio. Hacia un modelo para el análisis de la identidad espaciocultural. [En línea]. AREA, 26(2). Recuperado de https://www.area.fadu.uba.ar/area-2602/garcia-de-paredes2602/

Candidato a Doctor en Humanidades y Ciencias Sociales en la Universidad de Panamá. Estudiante de Doctorado en Arquitectura de la Université Laval, Quebec, Canadá. Arquitecto por la Universidad de Belgrano (UB). Urbanista, activista urbano, autor de Panamorfosis (2018) y Urbanofobia (2016). Más información en www.pablogdp.com