El Centro Cívico y la imagen de la comunidad futura. Relecturas de las ideas del urban design en Bariloche, Argentina


Pontificia Universidad Católica de Chile
Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos

Universidad Nacional de Rosario
Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

Resumen

El artículo avanza en la reconstrucción de los vínculos entre corrientes de pensamiento de la planificación urbana a escala internacional y sus aplicaciones e interpretaciones en el plano local a partir de una relectura de la propuesta de Jorge Enrique Hardoy y su equipo para el Centro Cívico de la ciudad de San Carlos de Bariloche, Argentina, en el marco del encargo del Plan Físico. Sostenemos que es a partir de hacer visible ciertas rutas de circulación de las ideas, que resulta posible trazar los marcos de referencia teóricos-proyectuales del equipo proyectista, identificando los cruces entre actividad académica y práctica proyectual. La bibliografía de los cursos de Planeamiento dictados por Hardoy en Rosario operan como faro para iluminar la selección de referencias conceptuales, identificando en la utilización de conceptos y estrategias de Josep Lluís Sert, Jacqueline Tyrwhitt y Frederick Gibberd una nueva interpretación que redefine las bases de aplicación del urban design en sede local.

Palabras clave
Urban design, Josep Lluís Sert, Jorge Enrique Hardoy, Jackeline Tyrwhitt, Frederick Gibberd, Retícula MARS

Recibido
21 de octubre de 2019
Aceptado
15 de enero de 2020

Introducción

El presente artículo [1] avanza en el análisis de la aplicación de un conjunto de ideas de Josep Lluís Sert referidas a la dimensión humana de la planificación de las ciudades en el contexto sudamericano de principios de la década del sesenta. La propuesta del Centro Cívico para la ciudad de San Carlos de Bariloche [2] (en adelante Bariloche) del arquitecto/planificador Jorge Enrique Hardoy y su equipo, en el marco del Plan Físico para San Carlos de Bariloche de 1964 [3], se constituye como un ejemplo sintetizador de las ideas del urban design ya que introducen nuevos temas y estrategias de proyecto en un período de transformación de la disciplina urbana en sede local.

Las ideas de Sert fueron difundidas en el medio latinoamericano a partir de la publicación en español del texto El corazón de la ciudad (CIAM, Tyrwhitt, Sert y Rogers, 1955) [4] y los proyectos realizados en la región por la Town Planning Associates (TPA) entre 1948 y 1953 [5]. Estos materiales constituyen parte del repertorio de instrumentos teórico-proyectuales que Hardoy pondrá en práctica en sus cursos de Planeamiento I y II en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional del Litoral con sede en Rosario (1959-1962), y posteriormente en el diseño de la propuesta del Centro Cívico para Bariloche. Pero en este recorrido entre propuesta académica y praxis proyectual resulta necesario preguntarse ¿qué encuentros y distanciamientos podría plantear Hardoy, frente a las ideas de Sert para la planificación de un centro cívico?

Partimos de un primer reconocimiento de las ideas/conceptos sintetizados por Sert en el texto de 1955 (CIAM et al.) y que son aplicadas en el proyecto para Bariloche: las ideas de recentralización, la aplicación de la zonificación funcional y el desarrollo de centros en constelaciones. Sin embargo, esta primera lectura opera como un prisma para iluminar nuevas aristas del andamiaje teórico disciplinar expuesto por Sert, la incorporación de una serie de herramientas proyectuales del período como la retícula MARS de Jaqueline Tyrwhitt o los estudios de visualidad urbana de Frederick Gibberd, ambos integrantes del grupo MARS (CIAM Londres) [6].

Sostenemos que estos referentes aportaron metodológicamente al proyecto del Centro Cívico de Bariloche ideando un área central que, a partir de la amalgama y adaptación, proyecta la imagen de la comunidad futura desde la visualidad del espacio urbano usando herramientas arquitectónicas como las secciones y las perspectivas, junto con recursos propios de la disciplina urbana como son los planos de zonificación y de densidades tanto a escala de la ciudad como lo que se entiende por área suburbana.

Esta articulación de referentes e instrumentos propuesta por Hardoy, plantea un giro radical para pensar la dimensión humana del espacio urbano, frente a las formas de pensar y representar los proyectos de Sert, donde el repertorio visual se centraba en la zonificación en planta y las axonometrías a vuelo de pájaro. De esta forma, mientras los postulados del arquitecto español se centran en el peatón y la dimensión de la ciudad caminable, las propuestas de Hardoy articulan estrategias de relación multiescalar que posicionan al observador tanto fuera como dentro del espacio urbano, generando una nueva interpretación que redefine las estrategias de aplicación del urban design en sede local.

Para demostrarlo partimos de la identificación del contexto de producción del Plan Físico SCB y su articulación con la bibliografía de los cursos de Planeamiento de Hardoy en Rosario, con el fin de delinear las posibles rutas de relaciones entre conceptos y herramientas proyectuales propuestos por Sert, Tyrwhitt y Gibberd, en su aplicación y reinvención local. Finalmente incorporamos a la propuesta de la retícula MARS de Tyrwhitt el proyecto para Bariloche, con el fin de identificar las apropiaciones y traducciones de las ideas de Sert por parte de Hardoy para el diseño del área del Centro Cívico.

El contexto de producción del Plan Físico SCB

Los vínculos incipientes de Hardoy con Bariloche a partir de su integración y participación en la Fundación Bariloche [7] y su experiencia como director del Instituto de Planeamiento Regional y Urbano del Litoral (IPRUL) certifican su rol como experto en planificación, convirtiéndolo en un personaje apto por sus credenciales académicas (Maestría y Doctorado en Harvard, Estados Unidos de Norteamérica) e institucionales (Director del IPRUL y docente del área de Planeamiento) para la realización de uno de los tres aspectos del plan integral: el ordenamiento físico y su ejido.

La particularidad del encargo radica en que Hardoy conforma un equipo externo al IPRUL, integrado por la arquitecta urbanista Lidia Pla y los arquitectos proyectistas Aníbal Moliné y José María Marchetti, junto a un equipo de dibujantes compuesto por Francisco Domenech, Mario Bonilla, Miguel Ángel Canalé, Gloria Lozano y Daniel Vidal. El plan tiene un manifiesto interés por el trabajo de reordenamiento físico, a partir del estudio y definición del área central, condición que permite comprenderlo como un proyecto de recentralización de usos y densidades de las edificaciones, que incluye una serie de principios básicos para la reglamentación de acciones tanto privadas como públicas para el remodelamiento del espacio físico de Bariloche. Sin embargo, este posicionamiento fuertemente técnico, no pierde de vista la búsqueda por la unidad funcional y visual, por medio de una propuesta que trasciende lo normativo, en pos de la relevancia de las formas que adquiere el espacio urbano y su arquitectura con relación al paisaje natural.

Como señalan las investigaciones previas (Medina, 2017; Guevara y Núñez, 2014; Matossian, 2014) para el momento en el que Hardoy y su equipo formulan el plan, el municipio ya era consciente del problema de crecimiento extendido y de baja densidad de su planta urbana, sumado a la carencia de instrumentos de regulación que permitiera intervenir en el territorio. Condiciones que tendrían consecuencias en el debilitamiento del principal recurso de la ciudad: su paisaje y belleza natural como atractivo turístico.

Bariloche había tenido un fuerte impulso desde el gobierno nacional entre los años treinta y cuarenta cuando se estima que más de 3.900 hectáreas fueran loteadas, principalmente en áreas boscosas (Guevara y Núñez, 2014). Este loteo masivo fue propiciado por la Administración de Parques Nacionales, que buscaba financiar las obras de infraestructura para convertir a la aldea de montaña en un destino turístico de elite. Entre las obras proyectadas se encuentra la construcción del Centro Cívico (1940) a cargo del arquitecto Ernesto de Estrada, aglutinando usos culturales (biblioteca, museo) y servicios públicos (oficinas municipales, correo, policía y aduana), acompañados de una plaza y un tratamiento del plano base hasta el borde del lago Nahuel Huapi. Sin embargo, este núcleo no fue detonante para desarrollos de mediana o alta densidad habitacional a su alrededor, pero sí, para la negociación especulativa de terrenos.

Fotografía 1

Si bien, el plan formulado por Hardoy nunca logró la aprobación oficial, su diagnóstico evidenció la especulación sobre los terrenos adyacentes al centro cívico que, más que responder al crecimiento demográfico de Bariloche operó como una plataforma para la mercantilización del suelo en uno de los espacios más significativos de la ciudad [8]. Los levantamientos de información realizados en 1964 se constituyeron en la base documental de los planes reguladores posteriores como el Plan Director de 1979, el Código de Planeamiento de 1980, y el Código Urbano de 1995. Esta condición lo convierte en un punto de referencia para la historia de la ciudad, aunque poco se ha retomado de sus aspectos conceptuales a nivel teórico-metodológico, convirtiéndolo en un documento que posibilita compilar en sus propuestas diferentes líneas disciplinares.

Es el propio Hardoy el que plantea que, el plan deberá desarrollarse con instrumentos “poco ortodoxos” (Hardoy, Pla, Marchetti y Moliné, 1964), operando estadísticas y censos existentes que den cuenta de la realidad local. Es a partir de la utilización de estos insumos que el equipo elabora una propuesta enfocada en lineamientos para el desarrollo futuro de la ciudad en base a una imagen urbana deseada. Tal propuesta articuló herramientas provenientes de la arquitectura y del urbanismo, tanto para sectores urbanos, la ciudad en su totalidad como su ejido, “convirtiendo al plan en un documento síntesis de un modo híbrido de intervención sobre el hecho material, que recupera una constelación de referentes no del todo homogéneo” (Monti, 2015).

Si bien la figura de Sert es reconocida como un referente para la práctica proyectual de Hardoy, sus referencias se extienden a las metodologías desarrolladas por los integrantes del grupo MARS; de Gibberd es posible reconocer las referencias al diseño de núcleos urbanos en el Gran Londres desde la perspectiva de la imagen urbana; mientras que de Tyrwhitt se destaca el concepto de constelación urbana y el desarrollo de la retícula MARS para la exposición y diseño de corazones de ciudad.

Proponemos así una relectura del plan que permita reconstruir los vínculos con corrientes de pensamiento de la planificación urbana a escala internacional y sus aplicaciones e interpretaciones en el plano local, entendiendo que es a partir de hacer visible ciertas rutas de circulación de las ideas que resulta posible trazar los marcos de referencia teóricos-proyectuales de Hardoy y su equipo.

La diseminación de las ideas

Al estudiar las ciudades, y los casos específicos sobre la práctica del urbanismo en Latinoamérica, no puede perderse de vista que hay una base de intercambios que son resultado del viaje de personas, saberes, experiencias y más ampliamente de ideas e imágenes (Novick, 2009). Tales procesos no pueden entenderse solo en términos de relaciones de poder desde centros dominantes a periferias receptoras, sino que existen profesionales que traducen, adaptan y operan en contextos particulares a la luz de teorías y saberes.

Desde la perspectiva de la historia de las ideas, el concepto de diseminación da cuenta de los caminos sinuosos, a través del espacio y del tiempo que marcan el viaje de las ideas sobre modelos urbanísticos “los cuales, son productos de la inteligencia humana que derivan unos de otros, se separan, se unen, permanecen en letargo o se despiertan de maneras complejas” (Hall, 1996, p. 15).

Stephen V. Ward (2005) argumenta que hay formas en que las rutas de las ideas sobre la planificación pueden seguirse en su circulación por el mundo. Uno de los medios para estudiarlas es la participación de profesionales en la educación, en planificación y la formulación cursos; también a través de la literatura sobre planificación, siguiendo la ruta a quienes escriben y traducen libros, revistas y periódicos; otro camino refiere al estudio de los cuerpos técnicos contratados por los estados, para asesorar y generar proyectos; así como también las organizaciones internacionales, sus profesionales, y sus roles en la definición de los discursos disciplinares a escala internacional.

Sobre estas ideas, el estudio de las bibliografías de los cursos de Planeamiento I y II dictados por Hardoy en la Escuela de Arquitectura entre 1959 y 1962 [9] nos entrega indicios del viaje de las ideas de Sert sobre el diseño de centros cívicos en estas latitudes. Si bien, es claro que el tema refiere a la formación de arquitectos-planificadores en la Argentina, también nos permite trazar la ruta de los referentes proyectuales de Hardoy en el Plan Físico SCB.

Figura 1

Es en la propia trayectoria de Hardoy que resulta posible reconstruir sus referencias teóricas-metodológicas. Sus primeros pasos de formación de posgrado en Francia, sumado a sus credenciales académicas en Harvard (cursando la maestría en Planificación Territorial y Urbana y posteriormente su Doctorado) lo convierten en un pionero de un modelo académico que comenzaba a imperar en las décadas del cincuenta y sesenta en Latinoamérica referido a la certificación del conocimiento en las más prestigiosas universidades de los Estados Unidos de Norteamérica.

Son estas credenciales las que lo proyectan como encargado de los cursos de Planificación, “incorporando un carácter innovador y transformador de la disciplina urbana en la Argentina” (Rigotti, 2014, p. 99) [10]. El curso Planeamiento I, culminaba con dos unidades sobre el trazado de la ciudad contemporánea, incluyendo el estudio específico de circulaciones urbanas, tomando como referencia “la retícula MARS” [11]. El texto guía es El corazón de la ciudad de Sert específicamente las ilustraciones sobre los esquemas circulatorios en el corazón de la ciudad, utilizando como ejemplos los casos de Chandigarh y Bogotá (Hardoy, 1959). Planeamiento II contaba con diez ejes temáticos, el séptimo estaba dedicado a la renovación urbana con una sección específica destinada al estudio del centro de la ciudad, identificada como el corazón y el centro del barrio. Las bibliografías referidas para este apartado son dos: El corazón de la ciudad y el libro de Gibberd, Diseño de los núcleos urbanos. Escenología y plástica (Gibberd, 1956) [12].

Estas referencias, posibilitan reconstruir una de las rutas de los referentes proyectuales de Hardoy referidos al urban design para el Plan Físico SCB, identificando la confluencia de textos de origen anglosajón con las experiencias que, desde Harvard, el propio Sert proyectaba para América Latina (Chimbote en Perú y la ciudad de los Motores en Brasil).

Del Centro Cívico al área central

La definición de Sert para Centro Cívico podría tener varios sinónimos. Estos van desde un centro para la vida comunitaria hasta su definición como corazón de la ciudad, aludiendo a la metáfora de una ciudad como un organismo vivo y con su propia personalidad [13] (CIAM et al., 1955, p. 6). En el texto inicial sobre los aspectos del centro urbano: el corazón de la ciudad, Sert señala dos de los principales motivos por los que intervenir en estos sitios. En primer lugar, el crecimiento desordenado que conlleva a procesos de descentralización y de especulación del suelo urbano, lo cual representa una amenaza para las ciudades debido a la pérdida de los valores tradicionales de la vida urbana. En segundo término, los efectos destructivos de la Segunda Guerra Mundial y la imperiosa necesidad de recuperación de los centros históricos. Ya sea por uno u otro motivo, el autor expone que este es un nuevo desafío para los arquitectos planificadores, ya que se enfrentan a un problema social que debe ser resuelto por medio del proyecto arquitectónico, que en estos casos, está estrechamente vinculado al proyecto urbanístico. Lo siguiente para Sert, es plantear cuáles son las herramientas necesarias para desarrollar procesos de recentralización:

Lo primero […] es subdividir el terreno en varias zonas según el destino que piensa dárseles quedando así los sectores, (industrial residencial, etc). De suerte la estructura general resultante sea orgánica, completamente opuesta a la estructura uniforme que tiene actualmente. Cada uno de estos sectores o partes de ciudad necesita su propio centro o núcleo. El sistema en su conjunto resultará en una red o constelación de centros de la comunidad clasificados de menor a mayor; un centro principal será la expresión de la ciudad o de la metrópoli en su conjunto: éste será el corazón de la ciudad (CIAM et al., 1955, p. 11).

La estrategia recentralizadora del Plan Físico SCB claramente se conecta con los postulados expuestos anteriormente. El plan partió de la identificación en el territorio urbano de una serie de áreas, luego clasificadas según su relevancia. Hardoy y su equipo analizaron inicialmente que, mientras había un centro cívico conectado con un área comercial con cierto dinamismo, el resto de los elementos que componían cierta área central de la ciudad estaban dispersos. Esta condición determinó la delimitación de un área de intervención denominada como área central, que fue subdividida en seis subáreas. El área central debería operar como el gran centro para la ciudad y la región. Sostenemos que esta operación proyectual sigue los lineamientos iniciales de Sert. Como vemos, a la luz de la cita anterior, la idea de la identificación de partes de ciudad clasificadas por nivel de importancia a nivel territorial se mantiene en el Plan Físico SCB. Cada subsector debería contar con un centro, y en la medida en que estos centros se conectan vemos que configuran, una constelación de centros. El subsector 1, el más importante en la jerarquización de zonas, contenía el centro cívico preexistente, acercándose al concepto de “corazón de la ciudad”, aunque en el plan no se utiliza este término. El concepto “áreas centrales” es desarrollado por Gibberd (1956). Mientras Sert presentó una idea general, podríamos considerar que el trabajo de Gibberd entregaba pautas más precisas para una aplicación proyectual vinculada al corazón de la ciudad y el centro cívico [14], especialmente en territorios con configuraciones urbanas preexistentes.

Siguiendo, la descripción del Plan Físico SCB, la primera categorización del territorio correspondió a tres subcentros, zonas 1-2-4, que adquieren una definición morfológica y funcional específica y corresponden al sector del centro cívico, la iglesia y la plataforma.

En la zona 1, el centro cívico original sería preservado, pero su programa cultural se vería reforzado al albergar un teatro de cámara debajo de la plaza existente. La plaza se convertiría en la cubierta del teatro. Así, operaba como articuladora de la diferencia de niveles entre la plataforma, el Centro Cívico y la avenida Costanera. En la zona 2, la re-funcionalización se propone a partir de la conformación de un perímetro edificado alrededor de la iglesia existente, redefiniendo el espacio público que la antecede. También se plantearon conjuntos edilicios de densidad media-alta con una multiplicidad de usos, donde la planta baja se destina al uso comercial y el resto, opera en una mixtura entre usos residenciales y hotelería. La zona 4 se define como la plataforma. Esta sería el nuevo trasfondo del centro cívico existente, articulando a través de nuevos espacios públicos la relación entre los márgenes del lago y los sectores de montaña. La principal operación en este sector consistía en la localización de bloques de mayor altura sobre la cota más alta. Los bloques estarían unificados por un conjunto articulado de plataformas públicas que permitieran la llegada al lago, mientras se apreciaba el paisaje.

Estos subcentros son los núcleos de lo que el plan define como área central. Los subcentros se configuraron a partir de una serie de proyectos de usos mixtos residenciales y comerciales, que estudiados en cortes y alzados, contaban con un código urbano que establecería las alturas máximas de las edificaciones, los criterios de ocupación y tipologías, al igual que las densidades y las materialidades. Sin embargo, estos aspectos, para el estudio y desarrollo de cada zona tomaban distancia del método de zonificación y los códigos de representación promovidos por Sert en El Corazón de la ciudad.

Figura 2

Aproximaciones finales

Tal como lo planteaba Sert, y como lo aplica Hardoy en Bariloche, el corazón de la ciudad es un sistema conformado por una red o constelación de centros cívicos. El concepto de constelación, es profundizado por Tyrwhitt, en el apartado “El corazón y la constelación urbana” (Tyrwhitt, 1955). La constelación, descrita como las relaciones dinámicas entre ciudad, villas y pueblos organizadas alrededor de un centro cívico, esboza la complejidad de la multiescalaridad que deben abordar los proyectos de centros urbanos, en cuanto a las relaciones espacio y tiempo tanto en la pequeña escala del poblado como a escala de las regiones y del planeta. Tyrwhitt desarrolla la retícula MARS a manera de una herramienta proyectual y expositiva para los centros cívicos [15]. La arquitecta, propone que “visualizar las relaciones escalares, sería clave para mantener las funciones vitales de un centro cívico y su constelación” (Tyrwhitt, 1955, p. 103).

Inicialmente la propuesta serviría para la exposición de los casos sobre corazones de ciudad alrededor del mundo en el CIAM VIII, pero el concepto de constelación en la retícula pretendía operar como un principio organizador a través de los cinco niveles escalares de una comunidad, y al mismo tiempo permitía la comparación entre proyectos.

Figura 4a
Figura 4b
Figura 5

Esta retícula remarca la importancia del pasado histórico de un corazón de ciudad. La historia del Centro Cívico es un tema que resulta ausente en cuanto el proyecto para la ciudad de Chimbote, de Sert y Wiener cuando es expuesto como ejemplo en la retícula MARS. Si bien, este gesto de parte de la editora que podría ser una crítica al mismo Sert, también presenta otros de los aspectos que el grupo MARS estaba avanzado en cuanto al estudio y desarrollo de herramientas para el diseño de centros cívicos: la relación entre edificios y espacios urbanos preexistentes y las nuevas intervenciones. En este sentido, el trabajo de Gibberd mostrará toda una amplia gama de estrategias proyectuales desde lo que se define como “escenología urbana”. Esta, es considerada como una herramienta proyectual que pretende alejarse de las herramientas del urbanismo científico centrado en la zonificación y los trazados desde lo técnico, para dar valor a la visualidad del espacio urbano utilizando la representación del proyecto arquitectónico como herramienta a través del dibujo de secciones, alzada y perspectivas.

Al hacer el ejercicio de ingresar el contenido planimétrico del informe del Plan Físico SCB, en la retícula MARS, la intención de la creación de escenas urbanas emerge de manera contundente. Este aspecto constituye el mayor distanciamiento en cuanto a la presentación del proyecto para un centro cívico en la línea de Sert. Si bien, el contenido del informe de Hardoy en lo textual, expone los cálculos de la proyección de la población y las relaciones entre circulaciones del centro cívico y la región, el corte urbano podría considerarse como un nuevo punto de vista para la planificación de la ciudad. Sin duda, este es el primer giro hacia un diseño del centro cívico que involucra la comprensión del paisaje, y los edificios existentes, por lo tanto, hay una consciencia de los arquitectos sobre la historia del lugar. Por otra parte, las perspectivas ambientadas con peatones disfrutando del espacio público –tomando vino y con lentes de sol– dan cuenta de un peatón que habita, camina y observa el corazón de la ciudad. Estas son herramientas que integran elementos culturales desde la representación del proyecto, sin embargo, no pierden el vínculo con las herramientas más teóricas o científicas, como los cálculos de densidades poblacionales y la ocupación del territorio o bien, las zonificaciones vinculadas a cálculos de servicios sanitarios y de salud, educación o de movilidad de turistas.

En el repertorio visual para la representación de corazones de ciudad de Sert, la planta axonométrica había sido la herramienta predominante. Sin embargo, desde este punto de vista el espacio urbano no se mostraba en su dimensión humana. El Plan Físico SCB involucra un cruce de referentes. Al insertar el conjunto de dibujos entregados como parte del plan en el esquema de la retícula MARS, vemos la aplicación de ideas sobre la planificación de las escenas urbanas de Gibberd con el uso de las perspectivas. Vemos también, la aplicación del concepto de constelación de centros urbanos desde el uso de planos a escala territorial, zonal y edilicia, que muestran las diferentes relaciones multiescalares entre centros urbanos, una estrategia promovida por Tyrtwhitt.

A lo anterior, se suman los estudios del lugar en cortes urbanos que, permiten visualizar las relaciones entre topografía, la propuesta urbana y su relación con el paisaje.

Al comparar la presentación del proyecto para Chimbote en la retícula MARS vs. el Plan Físico SCB, vemos como las columnas El Lugar, El corazón: expresión y vida social se transforman sustancialmente en el Plan Físico SCB. Las perspectivas no solo presentan la disposición arquitectónica de los subcentros urbanos, alcanzan a integrar elementos de la vida social vinculadas a las prácticas culturales en el espacio público. Todo este conjunto de herramientas ampliadas por Hardoy y su equipo, permitieron a los arquitectos desplegar diferentes puntos de vista para pensar la ciudad. En definitiva, el uso del corte urbano y de la perspectiva desde el punto de vista del peatón son herramientas proyectuales mucho más coherentes para dar visualidad a un discurso que reclamaba por una vida más humana en la ciudad ■


REFERENCIAS

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Notas

1.   Una versión preliminar de este artículo fue elaborada en el marco del Seminario “Del plan regulador al diseño urbano” dictado por el Prof. Hugo Mondragón (agosto-octubre de 2018) en Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile. (Volver)

2.   La ciudad de San Carlos de Bariloche se ubica en la provincia de Río Negro, en la Patagonia Argentina. Situada en el Parque Nacional Nahuel Huapi, junto a la cordillera de los Andes y a orillas del lago Nahuel Huapi, Bariloche se convirtió desde la década del cuarenta en uno de los destinos turísticos más importantes del sur argentino. (Volver)

3.   En adelante cuando se haga referencia al “Plan Físico para San Carlos de Bariloche” de 1964, se expresará abreviadamente como Plan Físico SCB. (Volver)

4.   El texto orgininal The heart of the city: towards the humanisation of urban life fue publicado en 1952 en Inglaterra, como síntesis de lo producido en el contexto del 8° CIAM de 1951. (Volver)

5.   Como lo han señalado Eric Mumford (2002) y Doris Tarchópulus (2013), una de las vías de la difusión de los proyectos de la Town Planning Associates en América Latina inicialmente, fue vía conferencias por parte
de  P. L. Wiener y J. L. Sert en Colombia, Perú y Brasil, patrocinadas por el Departamento de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica entre 1933 y 1945. Esto permitió que la TPA se conociera entre administradores públicos, técnicos responsables y público en general. (Volver)

6.   MARS (Modern Architectural Research Group), era la sección inglesa del Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM). El nombre expresaba la naturaleza futurista del pensamiento de sus integrantes frente a la arquitectura. Este grupo fue inicialmente promovido por Siegfred Giedion, para el CIAM de 1933 y estuvo vigente hasta 1959. Algunos de sus integrantes fueron Maxwell Fry, Arthur Korn y Felix Sanuely. El grupo fue una coalición de arquitectos, académicos y críticos muy variada en cuanto al pensamiento sobre arquitectura y afinidades políticas. En 1945 Tyrwhitt se integró como miembro. Tanto Gibberd como Tyrwhitt habían estudiado arquitectura en la Architectural Assotiation (AA) de Londres. Las líneas de trabajo de ambos tendrán como punto de encuentro la investigación sobre la representación en arquitectura como herramienta para el proyecto urbanístico. Para ampliar sobre el grupo MARS ver Johnson (2016); para profundizar sobre la creación del grupo y sus integrantes entre 1933 y 1939, incluyendo a Gibberd ver Gold (2013). Para profundizar en la integración de Tyrwhitt al grupo MARS ver Shoshkes (2016). Para profundizar sobre el concepto “Corazon de la ciudad” en textos de Sert y el grupo MARS ver Mumford (2015). (Volver)

7.   La Fundación Bariloche es una institución académica privada de bien público. Su objetivo es la promoción de la investigación científica en diversas áreas del conocimiento como la economía, la planificación energética, el desarrollo humano y social, epistemología y filosofía. Fue creada el 28 de marzo de 1963, en la ciudad San Carlos de Bariloche (Fundación Bariloche, s.f.). (Volver)

8.   Como bien señalan Guevara y Nuñez (2014), recién en 1978 se sancionó un Plan Director a cargo de una de las urbanistas más prestigiosas de la Argentina: la arquitecta Odilia Suárez. El planteo propuesto impedía la realización de nuevos loteos, sin embargo, el crecimiento urbano en extensión continuó de forma sostenida durante las últimas décadas, avanzando sobre las tierras rurales periurbanas. (Volver)

9.   Para un estudio detallado de los programas de las asignaturas ver Ana María Rigotti (2014) y Alejandra Monti (2015). (Volver)

10. Cabe destacar que la participación de Jorge Enrique Hardoy se da en el marco de las reformas a la carrera que en 1956 introduce el arquitecto Jorge Ferrari Hardoy.. Una vez formulado el nuevo plan de estudios, los cursos de Urbanismo fueron reemplazados por los cursos de Planeamiento. (Volver)

11. Para el CIAM 7, Le Corbusier y ASCORAL habían elaborado una retícula para la presentación de proyectos en el congreso (Descripción de la retícula CIAM, 1949) que contiene la explicación de la metodología de la retícula como herramienta metodológica. Un año después, Sert y Tyrwhitt sugieren nuevas perspectivas que permitan articular los principios para “l’habitat” (retícula ASCORAL) y el corazón de la ciudad (grupo MARS). Con la aprobación del Consejo CIAM y el grupo MARS la retícula y la explicación de la metodología se publica en el capítulo “El corazón y la constelación urbana” en CIAM et al. (1955) y Shoshkes (2016). (Volver)

12. El texto original en idioma inglés Town Design fue publicado en Londres en 1953. El texto es traducido al castellano por el arquitecto José Víctor Rivarola, miembro corresponsal honorífico de la Royal Institute of British Architects (RIBA) y se publica en Argentina con el editorial Contémpora en 1956. (Volver)

13. La definición presentada por Sert sobre el corazón de la ciudad tomaba como punto de partida el concepto propuesto por el grupo MARS en el programa para el congreso CIAM 8, como está señalado en el pie de página del texto inicial de El corazón de la ciudad: Centros para la vida en comunidad (CIAM et al., 1955). (Volver)

14. La segunda parte del libro Diseño de núcleos urbanos, escenología y plástica, presenta en detalle lo que el autor consideraba los componentes más importantes de las áreas centrales. Gibberd destaca tres componentes: el centro cívico, los espacios cívicos y los centros comerciales (pp. 47 a 125). Es relevante ver cómo las pautas proyectuales parten de estudios en perspectiva, axonometrías y diagramas que se complementan con plantas de trazado urbano. La planta pierde protagonismo frente al uso de herramientas tridimensionales para el estudio de relación entre paisaje, preexistencias y nuevos proyectos urbanos. (Volver)

15. En nota al pie de página Tyrwhitt señala que la retícula se ha realizado en base a los trabajos previos del integrante del grupo MARS Godfrey Samuel y los debates sostenido con Josep Lluís Sert. (Volver)


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Florez Quintero, P. y Monti, A. (Noviembre 2019 – Abril 2020). El Centro Cívico y la imagen de la comunidad futura. Relecturas de las ideas del urban design en Bariloche, Argentina. AREA, 26(1). Recuperado de https://area.fadu.uba.ar/area-2601/florez-monti2601/

Magíster en Retail Design por la Universitat Pompeu Fabra, Barcelona. Arquitecta por la Universidad Nacional de Colombia (UNC), Medellín. Candidata a doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha trabajado como investigadora en el Centro de Innovación PUC y como Profesora en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Piloto de Colombia, Bogotá.
Doctora en Arquitectura y Arquitecta por la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño (FAPyD) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Magíster en Historia y Cultura de la Arquitectura y la Ciudad por la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Jefe de Trabajos Prácticos en el Área de Urbanismo. Investigadora Responsable del Proyecto Fondecyt Posdoctoral en la Pontificia Universidad Católica de Chile (2017-2019). Investigadora Asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina.