Dispositivos proyectuales

Proceso iterativo lineal de disrupciones contingentes


SANTIAGO MIRET
Universidad de Buenos Aires
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Centro Poiesis
Universidad Torcuato Di Tella

Escuela de Arquitectura y Estudios Urbanos
Centro de Estudios de Arquitectura Contemporánea



Resumen

Los dispositivos de la arquitectura obturan los protocolos proyectuales, condicionándolos a resoluciones repetitivas y, peor aún, restringiendo la apertura a procesos proyectuales complejos. Este trabajo presenta un modelo alternativo al uso de dispositivos en proyectos de vivienda colectiva concentrándose en un proceso generativo organizado en seis disrupciones, con el objeto de construir las bases teóricas y prácticas para una aproximación maquínica a la noción de dispositivo en arquitectura.

Palabras clave
Arquitectura contemporánea, Dispositivo, Proyecto, Proceso, Vivienda


El arquitecto contemporáneo como sujeto sujetado

Michel Foucault (1991) refiere al dispositivo como manipulaciones de fuerza, inscriptas en un juego de poder. El hecho de que los dispositivos se constituyan como la materialización de juegos de poder los conecta con su genealogía de forma directa. Los dispositivos son acontecimientos culturales, lo cual implica una inseparabilidad para con su tiempo e incluso con el espíritu de la época en la cual emergen. En el plano de la arquitectura, el dispositivo es una entidad que, en tanto es capaz de manipular comportamientos y organizaciones, resulta un medio para la construcción de modalidades proyectuales. Sin embargo, los dispositivos de la arquitectura se materializan como configuraciones inscriptas en juegos de poder ajenos a los intereses del proyecto. Estos juegos de poder son producto de exterioridades interdisciplinarias que enredan los criterios del proyecto, bloqueando aperturas hacia la novedad disciplinar. Resultan refugios de la complejidad a los cuales el proyectista acude contribuyendo a la repetición de lo establecido y perpetuando un statu quo dado.

Se entiende al arquitecto contemporáneo sujetado por dispositivos disciplinares de proyecto, deviniendo los mismos en organizaciones convencionales, repetitivas y desactualizadas respecto del estado cultural actual de la disciplina. Esta obturación vuelve al arquitecto un sujeto sujetado, condicionado a normas preestablecidas, caminos prefigurados, dispositivos disciplinares y clichés, sin dar cuenta de una realidad que es compleja, fluctuante y continua. En esa línea, el presente artículo propone el estudio y superación de las configuraciones arquitectónicas de vivienda colectiva instaladas disciplinarmente como dispositivos por medio del estudio, variabilidad y reconfiguración de casos existentes, con el objeto de constituir modelos de vivienda que articulen dispositivos abiertos a las problemáticas y necesidades del habitar contemporáneo [1].

Dispositivos de la arquitectura

La episteme, según Foucault, refiere a aquellos marcos de saber impuestos desde el poder que inducen el comportamiento de los individuos de cada tiempo histórico: “en una cultura y en un momento dados, solo hay siempre una episteme, que define las condiciones de posibilidad de todo saber, sea que se manifieste en una teoría o que quede silenciosamente investida en una práctica” (Foucault, 2005, p. 166). También hace referencia a que cada episteme sujeta los individuos a dispositivos de poder, condenándolos a una existencia falta de autonomía respecto de sus propios intereses.

En Saber y Verdad, Foucault enuncia una definición de la noción de dispositivo:

He dicho que el dispositivo era de naturaleza esencialmente estratégica, lo que supone que se trata de cierta manipulación de relaciones de fuerza […] El dispositivo se halla pues siempre inscrito en un juego de poder […] Lo que trato de indicar con este nombre es, en primer lugar, un conjunto resueltamente heterogéneo que incluye discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas, brevemente, lo dicho y también
lo no dicho, estos son los elementos del dispositivo. El dispositivo mismo es la red que se establece entre estos elementos (Foucault, 1991, p. 229).

Foucault despliega la noción de dispositivo en términos generales, pero también, lo aplica a configuraciones arquitectónicas específicas como el panóptico. Esta configuración podría ser entendida como el producto organizacional de una necesidad de poder ejercida en cierto momento histórico. La configuración en sí misma se constituye como un dispositivo arquitectónico que no solo permite el ejercicio del poder (vigilantes sobre vigilados) sino que, además, construye vectores disciplinarios hacia el interior de la arquitectura, respecto de cómo debe configurarse geométricamente un panóptico. Queda claro en los argumentos foucaultianos que el problema del dispositivo no se reduce a prácticas discursivas, sino también a configuraciones materiales específicas [2]. Organizaciones como dispositivos que manipulan fuerzas embebidas en juegos de poder que las engendran y, eventualmente, perpetúan su presencia en el proyecto arquitectónico.

Es importante aquí resaltar que no se trata de combatir los grandes poderes de imposición autoritaria (que condicionan al sujeto foucaultiano), sino de dar cuenta de la acción perversa del auto convencimiento respecto del uso de dispositivos restrictivos. Los dispositivos arquitectónicos contemporáneos perpetúan modalidades vinculadas a relatos modernos [3], los cuales ya no tienen razón de ser en el siglo XXI, en el que, hasta las mismas nociones establecidas por el posmodernismo, con relación al no relato y la subsiguiente multiplicidad de relatos, comienzan a ser cuestionadas. Los dispositivos disciplinares ampliamente utilizados por los proyectistas contemporáneos se ven vaciados de razón de ser, puesto que corresponden a tiempos históricos donde los mismos referenciaban o encontraban su legitimación en los grandes relatos.

El problema del dispositivo en arquitectura radica en la elección apriorística de los lugares comunes en donde el proyecto no solo no problematiza su condición contemporánea, sino que perpetúa su condición moderna [3]. Es decir, el problema no radica en la condición de sujetado del individuo, tampoco en la creencia de que no está sujetado, sino en la elección consciente de la perpetuación de dispositivos cuyas modalidades no dan cuenta de las condiciones actuales de la disciplina [4].

En el caso de la vivienda colectiva, los dispositivos operan con una fuerza mayor que en cualquier otro programa arquitectónico debido a la fuerte influencia de condicionantes sociales, económicos y políticos.

En términos sociales, la vivienda colectiva es víctima de la emergencia habitacional. Una esfera en donde el uso indiscriminado de configuraciones preestablecidas resulta el atajo más favorable para dar una respuesta veloz, pero precaria a esta necesidad. Vastas regiones se pueblan de pabellones de viviendas o unidades unifamiliares repetidas ad infinitum sin registrar modificación o diferenciación alguna, no solo respecto de ellas mismas y los grupos familiares que las habitan, sino, y más importante, respecto de la historia disciplinar. Económicamente resulta inviable recurrir a la investigación de nuevas formas para la vivienda colectiva, dado que es un tema asociado a la economía de costos y al pragmatismo de ideas. Es importante aquí destacar que este no es un devenir exclusivo de las arquitecturas de emprendimientos inmobiliarios o planes gubernamentales, sino que oficinas de diseño destacadas mundialmente continúan operando desde nociones de dispositivos disciplinares encarnados en sus configuraciones. Por lo cual, no es justo decir que se trata de recursos facilistas de un mercado de la vivienda inescrupuloso, sino un devenir contemporáneo del modo de entender la vivienda colectiva como problemática disciplinar. El arquitecto recurre al dispositivo consciente de lo retrógrado de la acción, en función de perpetuar su propio statu quo como actuante en una sociedad. Es el camino seguro, por medio del cual el referente es el dispositivo como organización dada, no la disciplina como práctica. En la esfera de lo político, la vivienda colectiva ha sufrido, y es actual víctima de corrientes disciplinarmente condescendientes que no incorporan nociones de dignidad, excelencia o pertinencia según los contemporáneos grupos familiares que habitan las metrópolis actuales y las correspondientes necesidades de los mismos como parte de una sociedad metropolitana. La preocupación de ciertas esferas por la vivienda precaria, o su falta, en territorios marginales de la sociedad, tuercen los discursos disciplinares hacia la prudencia hasta vaciarlos de contenido cultural sin ánimos de superación de los modelos históricamente establecidos. El proyecto de vivienda colectiva es relegado a nociones compositivas, en donde la novedad se persigue en aspectos generales como el de su configuración total, como objeto extravagante o con ingeniosos giros perceptuales emergentes de espontáneas ocurrencias sin real contenido.

La vivienda colectiva se constituye por series de dispositivos arquitectónicos, los cuales están enfocados en la manipulación de fuerzas culturalmente instaladas. El hecho de que el dormitorio principal tenga que tener indefectiblemente una cama matrimonial, dos mesas de luz y un placard, construye hacia el interior de la disciplina la restricción de que toda vivienda debe contar con un ambiente de estas características. Esto es, toda vivienda debe contar con una pareja, la cual debe ser la que tenga a cargo la familia que allí habita, dado que el dormitorio principal es el más importante. Esto nos lleva a pensar respecto de la idea de familia y cómo la vivienda ha sido asociada históricamente a la familia nuclear en la que existe una pareja que puede o no tener uno, dos o tres hijos [5]. La violencia simbólica que implica el hecho de que toda planta de unidad de vivienda, desde principios del siglo XX hasta nuestros días, cuente con un dormitorio principal despliega restricciones muy difíciles de sortear, no solo para la sociedad hacia la cual está destinada la unidad de vivienda en cuestión, sino también, para los proyectistas que progresivamente dejan de preocuparse por alternativas organizativas para las mismas.

Los dispositivos definen nuestras acciones, pero más importante aún, definen nuestra subjetividad. Por un lado, la restringen, la regulan y ejercen límites sobre ella, pero a la vez, nos posibilitan construirla, nos habilitan a pensar. Es así como los dispositivos se presentan como modalidades de asir el mundo. En palabras de Gilles Deleuze (1990):

Pertenecemos a ciertos dispositivos y obramos en ellos. La novedad de unos dispositivos respecto de los anteriores es lo que llamamos su actualidad, nuestra actualidad. […] En todo dispositivo hay que distinguir lo que somos (lo que ya no somos) y lo que estamos siendo: La parte de la historia y la parte de lo actual (p. 159).

En arquitectura resultan en configuraciones que nos permiten pensar y operar en consecuencia, “son máquinas para hacer ver y para hacer hablar” (Deleuze, 1990, p. 155). Es por esto que el dispositivo no debe ser combatido, sino, por el contrario, nutrido, distorsionado, alterado, perturbado, cuestionado. Pero el modo de construir rupturas no es por medio de su modo de aparecer, sino por su modo de ser configurado. No se trata aquí de cambiar el modo en el que los dispositivos están encarnados en el proyectista o de destituir la legitimidad que los años han elaborado en torno a ellos, sino de producir alternativas al modo de concebir sus modalidades generativas [6]. Esto es, distorsionar su modo de operar actual, su modo de estar siendo. No se procura la construcción de nuevos dispositivos que sean mejores que los actuales, sino de construir nuevas modalidades para sus procesos que nos permitan dilucidar alternativas de aproximación para los procesos de subjetivación que los mismos promueven.

Procesos maquínicos

El modelo maquínico es una poderosa herramienta para el corrimiento de un sujeto sujetado respecto de dispositivos disciplinares [7]. Deleuze y Guattari desarrollan el concepto de lo “maquínico” en oposición a lo “mecánico” determinado por piezas que en sí mismas son objetos insuficientes que, en su conjunto, operan con fines específicos absolutamente determinados; por el contrario, lo maquínico se constituye de piezas que son, a su vez, máquinas [8]. Cada una de ellas se encuentra en una relación de agenciamiento para con el resto. Esto es, no son relevantes por sus cualidades intrínsecas, sino por su relación con las demás. Lo maquínico representa construcciones diagramáticas sin fines funcionales específicos. No obstante, tienen fines, aunque estos son de otra naturaleza [9] .

Gracias a procesos de alienación que corren en múltiples vectores generativos, inestables y en formación continua, se hipotetiza que el despliegue de procesos maquínicos generará disrupciones respecto de los dispositivos de la arquitectura que sujetan al proyectista, presentando alternativas proyectuales a las modalidades disciplinarmente establecidas de consolidar el procedimiento configurador de la vivienda colectiva.

Considerando lo anterior, los dispositivos de la arquitectura y la obturación procedimental que sufre el sujeto proyectista contemporáneo representan un problema para la construcción de novedad y la formulación de configuraciones habitativas que den respuesta a los modos de habitar contemporáneos.

Los procesos maquínicos emergen como una posibilidad disruptiva respecto de las modalidades proyectuales establecidas operando en dos planos proyectuales. El primero, respecto de lo enunciado anteriormente, construyendo procesos iterativos, sistemáticamente interrelacionados, los cuales construyen coherencia interna en función de su concatenación protocolar desplegando argumentos consecutivamente, como procesos autónomos de un discurso que los empodere. De este modo, conspiran contra la sujeción a dispositivos establecidos desde la cultura disciplinar. El segundo plano proyectual de estos procesos es el que emerge como crítico respecto de los modelos establecidos. Se proponen alternativas configuracionales a las organizaciones disciplinarmente determinadas. La autonomía procedimental de los procesos maquínicos genera como información de salida diferencias en relación con los dispositivos que la motorizan. Este emergente se hipotetiza como superador de seis dispositivos de la vivienda colectiva concatenados linealmente como capítulos interdependientes.

La tesis vertida en este artículo no se detiene en el mero procedimiento maquínico, sino que explora las posibilidades disruptivas de sus emergencias como alternativas a los objetos crípticos de la arquitectura del statu quo. Estas emergencias, lejos de representar cristalizaciones intuitivas de complicados procesos geométricos, son organizaciones que llevan embebidas los procesos de los que emergen. Se entiende el término emergencia como una propiedad que surge como irreductible a las propiedades de sus partes. Es decir, una configuración superadora de las instancias que le dieron lugar. En este sentido, se hipotetiza que resulten organizaciones fuertemente cohesionadas con un todo, el cual no puede ser reducido a la suma o composición de sus partes.

Es preciso entonces, entender al proyecto de vivienda colectiva y su procedimiento generativo como uno, dando cuenta del mismo y de su coherencia interna y, mejor aún, proponiendo modos de apropiación alternativos de las problemáticas habitativo-tectónicas que encriptan los dispositivos de la arquitectura enunciados.

Proceso iterativo lineal de disrupciones contingentes

Se propone un modelo por medio del cual el proyecto de vivienda colectiva se organiza en seis disrupciones proyectuales. Las disrupciones son instancias contingentes de corrimiento respecto de los dispositivos disciplinares del proyecto. Cada una de estas instancias, a su vez, se organiza según dos etapas:

  • una primera etapa que corresponde al mapeo de información de entrada. Cada disrupción opera con un material derivado de la anterior, configurando un proceso generativo acumulativo. Para que cada una de ellas sea autónoma respecto de las demás, se construye un mapeo inicial, por medio del cual el material dado es incorporado al proceso generativo, desligándose del proceso de la disrupción previa,
  • una segunda etapa que refiere a la proliferación de protocolos. Se dispone un protocolo diferente según cada disrupción, los cuales proliferan sobre el material inicial. Así, se produce un exceso de información, el cual es capitalizado como emergencia, que es controlada y medida con fines de apropiación proyectual.

Las seis disrupciones operan según seis planos del proyecto de vivienda colectiva. Su aproximación se inicia desde la generalidad y, a medida que el proceso avanza, va definiendo y configurando su organización interna, operando sobre el material heredado de estados anteriores del proyecto, sin que esto implique la inmodificabilidad de este material de base. Cada disrupción opera autónomamente respecto de la otra, concentrándose en las variables que atañen al dispositivo disciplinar que, en cada caso, se propone superar.

Disrupción 01: Objeto

Del objeto al campo a la vivienda [10]

El concepto de objeto es un dispositivo disciplinar del proyecto de vivienda colectiva que condiciona al individuo proyectista forzando la necesidad de entender al conjunto de viviendas como un edificio autónomo respecto de preexistencias territoriales. No se trabajará insertando un objeto sobre una tabula rasa, sino en la construcción de un continuo emergente de las condiciones materiales y virtuales latentes en el contexto inmediato.

El término “condición de campo” es al mismo tiempo una reafirmación de los cometidos de la arquitectura contextual y una propuesta para poder cumplir su programa. Las condiciones de campo se mueven de la unidad a la multiplicidad, de individuos a colectivos, de objetos a campos (Allen, 1999, p. 92).

La objetualidad desplegada por los maestros modernos [11] expone la falta de contemplación del territorio como parte estructural de la forma del objeto, sin embargo, estos objetos sí están posados sobre un territorio, por lo que sus condiciones de relacionalidad con el mismo son inevitables. El problema emerge de no dar cuenta de esta situación, pretendiendo el proyecto de objetos sobre un paisaje que les es ajeno, cuando en verdad está en constante estado de relación con el mismo.

Se propone la construcción de un sistema de síntesis de las condiciones preexistentes en el territorio, constituyendo así un sustrato superficial sobre el cual desplegar la diferenciación interna del edificio. Un sistema lineal de iteración que genere una diferenciación controlada de las condiciones preexistentes, a saber:

  1. Límites legales. Se hipotetiza según un loteo de tejido consolidado y se determina su máximo volumen edificable según el Código de Planeamiento correspondiente. Esta información es introducida al sistema de diferenciación con el objeto de nutrir al mismo de material legal a la vez que se lo critica, reformulando sus límites y reconsiderando las oportunidades que propone. Los límites legales deben ser entendidos, en este caso, como un dispositivo disciplinar, que coarta la toma de decisión del proyectista, generando barreras imaginarias aparentemente infranqueables, pero que, en verdad, son simples estamentos que pueden ser reformulados proyectualmente. Evitando una reformulación apriorística, se ingresa esta información legal al sistema de modo que luego pueda ser transformada.
  2. Adyacencias edilicias. Se introducen al sistema de diferenciación los perímetros construidos adyacentes al lote con el fin de construir continuidades para con los bordes del mismo y su continuidad de masa con el contexto inmediato. En su condición de síntesis continua, el proyecto da cuenta de adyacencias de masa que permiten la construcción de continuidades materiales.
  3. Construcciones preexistentes. Se mapean las estructuras edilicias existentes en el terreno, no con el fin de aprovecharlas en un sentido práctico, sino para dar cuenta de su condición de objetualidad y cómo esta puede ser embebida en el sistema de proyecto, a la vez que opera como parte del sustrato generativo del mismo.
Figura 1
Axonometrías de las seis instancias del proyecto correspondientes a las seis disrupciones. De izq a der, de arriba abajo, disrupción 01: Objeto, disrupción
02: Tipología, disrupción
03: Ambiente, disrupción
04: Patio, disrupción
05: Unidad, disrupción
06: Circulación. Miret (2017).

El sistema de diferenciación parte de un manto continuo, es decir una superficie, desplegada sobre la yuxtaposición de los tres límites anteriormente mencionados. Esta superficie opera como el máximo volumen edificable producto de la sumatoria e interpolación mediadora de las volumetrías pre-existentes en el terreno.

Se lleva esta superficie a su grado cero de subdivisión para, luego, ir progresivamente subdividiéndola con el fin de que se reconstruya un proceso de definición superficial. Las subdivisiones son sucesivas y simétricas a cada lado de la superficie y sensibles a la unificación de celdas cuando estas comparten el plano de subdivisión.

Cuando el sistema identifica celdas menores a 20m2 detiene su proceso de subdivisión en esa celda y continua con el resto. Se determina la medida de 20m2 con el fin de construir asociaciones respecto de estas celdas con unidades mínimas de habitación. Se plantea la hipótesis que estas celdas eventualmente pueden constituirse como ámbitos habitables. El sistema continúa en su proceso de subdivisión generando stops a medida que identifica celdas menores a 20m2 hasta que ya no quedan celdas menores a esa medida y se detiene por completo. Finalmente, se obtiene un manto superficial subdividido en celdas que potencialmente pueden constituirse como los límites internos de instancias habitativas.

Disrupción 02: tipología

La Síntesis del Dispositivo Tipológico

La tipología edilicia es un dispositivo disciplinar del proyecto de vivienda colectiva que condiciona al individuo proyectista haciendo que el recurso archivista de disponer de tipologías edilicias predeterminadas se incorpore como instancia natural del procedimiento configurador de la arquitectura. Algunas de las tipologías con las que la vivienda colectiva tradicionalmente se asocia son los pabellones compactos de alta densidad o las grandes extensiones superficiales de baja densidad. Se buscará la síntesis de ambas condiciones, sin recurrir a una pre-figuración objetual, con el fin de obtener un sistema de densidad variable de condiciones indeterminadas.

La idea de alta densidad y aprovechamiento del suelo mínimo asociada al pabellón de viviendas emerge como tal durante el período de entreguerras en Alemania y está asociada al concepto de espacio mínimo. Durante el período de recuperación y reconstrucción de Europa, la necesidad de construir edificaciones de alta densidad de forma barata fue lo que impulsó al desarrollo de grandes conjuntos de vivienda colectiva compuestos por pabellones independientes que constituían un campo modulado de estructuras autónomas, grandes jardines en planta baja, fachadas despojadas de ornamento y unidades prototípicas idénticamente repetidas.

Se propone la proliferación diferenciada de una estratificación de celdas que involucren las nociones de alta densidad y concentración de servicios de las tipologías de pabellones, con nociones de esponjamiento y apertura al espacio urbano de las tipologías de baja densidad, constituyendo una síntesis tipológica entre ambos criterios por medio de una reelaboración de las nociones básicas higienistas. Se operará con la proliferación de celdas según criterios de iluminación en el territorio y el posterior esponjamiento de esta según criterios de ventilación prácticos.

A partir del manto continuo diferenciado en celdas singulares emergente de la disrupción anterior, el sistema propone tres etapas de repetición progresiva. Cada una de ellas en función de la estratificación, la integración y el esponjamiento:

  1. Estratificación. Esta instancia se divide en dos partes. Primero, se estratifican las celdas cada 3 metros hasta el nivel cero, asegurando una medida mínima de espacio interior homogénea. Luego, por medio de un estudio de la incidencia solar en el terreno, se estratifica por debajo del nivel cero, siendo mayor la proliferación negativa en las zonas en donde la incidencia solar es mayor y menor donde la incidencia solar es baja o nula. De este modo el sistema identifica las zonas más iluminadas del terreno y construye la hipótesis que mientras mayor intensidad de asoleamiento tenga el plano cero, mayor cantidad de celdas podrán ser estratificadas en ese sector.
  2. Integración. Una segunda etapa da cuenta de las preexistencias operando en dos planos. Primero, se eliminan las celdas que se yuxtaponen con las celdas pre-existentes de las edificaciones en el terreno. Luego, las celdas circundantes son ajustadas a las pre-existentes consolidando una integración del campo de celdas proliferado con las celdas de los pabellones de viviendas en el terreno.
  3. Esponjamiento. Una tercera etapa de esponjamiento asegura las condiciones de habitabilidad mínimas. Primero, se eliminan las celdas menores a 9m2, entendiendo que estas celdas no pueden constituirse como ámbitos habitables.

Luego, un segundo esponjamiento se asegura de que todas las celdas tengan, al menos, una de sus caras libre. Es decir, que todas las celdas puedan ventilar, al menos, en una de sus caras. Este sistema de esponjamiento responde a un criterio de eliminación de celdas desde el interior de las islas habitativas hacia el exterior.

Figura 2
Manto de celdas diferenciadas y cuadro de áreas de celdas. En gradiente de grises se indica el tamaño de las celdas según sus ciclos de subdivisión. Miret (2017).

Disrupción 03: unidad

El Habitar Topológico

El concepto de unidad a la hora de determinar los ámbitos habitativos es un dispositivo disciplinar del proyecto de vivienda colectiva que condiciona al individuo proyectista al conceptualizar la organización interior del edificio de viviendas. El uso de tipologías de unidades de vivienda responde a una comodidad por parte del individuo proyectista, sin dar lugar a configuraciones de unidades de vivienda más allá de las pre-figuradas por el mismo. El concepto de topología propone generar corrimientos respecto de la idea de tipología doméstica.

La noción de tipología con relación a las unidades de vivienda colectiva ha llegado a constituirse como un dispositivo que evita pensar el modo de apropiación de estas. El proyecto de vivienda colectiva se ve atado a la condición tipológica de las unidades habitativas que lo componen. Así, los conjuntos habitacionales suelen buscar la diferencia en variaciones de elementos superficiales como condiciones de fachada formalistas, uso de materiales estrafalarios o implantaciones elocuentes. Pero ninguna de ellas impacta en la organización interna de las configuraciones edilicias, ni en los modos de habitarlas.

La topología es la ciencia que estudia la relación entre las cosas o, mejor dicho, la relacionalidad. Es una herramienta por medio de la cual los objetos o elementos en una configuración no son el punto de estudio, sino las condiciones que ponen en relación a estos elementos. La topología permite encontrar afinidad entre objetos que, como unidades autónomas, resultan disímiles, pero cuyas condiciones internas comparten relación unas con otras. Un diagrama topológico se enfocará en condiciones de relación en lugar de objetos puntuales.

Se identifican dos condiciones funcionales básicas de las tipologías domésticas establecidas. Un área habitativa, que es donde se desarrollan las actividades más dinámicas y heterogéneas de la vivienda tales como comer, dormir, trabajar, leer, entre otras; y un área de servicios, que es donde se desarrollan las actividades más estáticas y homogéneas de la vivienda tales como asearse, cocinar, guardar, entre otras. Así, se propone un modelo generativo topológico de interioridad habitativa asociado a una acción global sobre el conjunto, la cual proporcionará herramientas geométricas para la consolidación de interiores topológicos gracias a la identificación de dos tipos de ámbitos: 01. Ámbito habitativo. 02. Ámbito de servicio. De este modo, se podrá construir un catálogo topológico el cual emergerá de las condiciones intrínsecas al proyecto en donde la condición de tipología y conjunto sea un continuo indiferenciable. Las topologías emergentes de este proceso darán cuenta de modos de habitar diversos pudiendo consolidarse islas habitativas heterogéneas sin la necesidad de responder a tipologías domésticas unitarias según prejuicios respecto de nociones de grupos familiares y lógicas predeterminadas.

El sistema de diferenciación opera sobre el conjunto de celdas estratificadas denominadas iniciales, despliega una duplicación de estas y un desfase respecto del centro de las islas de celdas por nivel, consolidando instancias de servicio en la periferia e instancias habitativas dinámicas hacia el interior de las islas. Así, la disrupción se organiza según 3 etapas:

1. Identificación de islas habitativas. Se identifican las islas de celdas por nivel indicando su centro de masas y relevando las distancias desde este centro al centro de todas las celdas que componen la isla. De este modo, se cuantifica la cantidad de celdas por isla, la distancia de las mismas al centro de masa y la superficie total de celdas por isla y por nivel.

2. Desfase de celdas. Se procede a duplicar y desplazar las celdas duplicadas respecto de su centro a lo largo del vector que va desde el centroide de la celda al centro de masas de la isla de celdas. Por medio de un coeficiente relacional resultante de dividir la superficie de las celdas iniciales con la superficie expandida de la isla resultante del desfasaje se determina la distancia del desplazamiento. El sistema generará desfases con coeficientes siempre mayores a 1, asegurando la existencia de instancias de servicio en todas las islas topológicas. A medida que el coeficiente se aproxima a 1, la superficie expandida tiende a desaparecer. Las islas de mayor superficie total tenderán a tener instancias de servicio más grandes con coeficientes entre 1.10 y 1.15, dado que son islas con mayor necesidad infraestructural y de servicios. Mientras que las islas de menor superficie total tenderán a generarse con coeficientes entre 1.10 y 1.05, debido a que, al ser más pequeñas, son islas topológicas con menor necesidad infraestructural y de servicios.

3. Determinación de grupos familiares. Se construye un mapa de grupos familiares asociado a tres factores a ser relevados en las islas habitativas resultantes, a saber:

0.1 Superficie total de la isla, determinará la cantidad de personas en el grupo familiar.
02. Distancia al nivel cero, determinará el corte etario del grupo familiar, disponiendo los ancianos más próximos al nivel cero y los jóvenes más alejados.
03. Relación con las instancias de publicidad, determinará el porcentaje de infantes de los grupos familiares, siendo las islas topológicas con más perímetro adyacente a instancias de publicidad las que más niños tendrán.

Figura 3
Axonometría de celdas indicando en grises las celdas a eliminar y planta de sombras del terreno según superposición de la proyección de sombras en un día de verano (21 de diciembre) y un día de invierno (21 de junio). Miret (2017).

Disrupción 04: patio

Multiplicidad Externa

El patio es un dispositivo disciplinar del proyecto de vivienda colectiva que condiciona al individuo proyectista determinando espacios homogéneos para las instancias de publicidad. La generación de guetos en los conjuntos de vivienda colectiva representa un problema asociado, entre otras cosas, a la poca variabilidad de condiciones de sus instancias de publicidad. Los gradientes de publicidad, permiten una apropiación más acorde a la complejidad de diferenciación que implica la vida colectiva, la sociabilidad y el intercambio.

Figura 4
Axonometría de celdas desfasadas indicadas en grises y catálogo de desfase genérico. Generación del desfasaje de celdas según instancias de habitación y servicio. El coeficiente relacional surge de dividir la superficie de las celdas iniciales con la superficie expandida de la isla resultante del desfasaje. A medida que el coeficiente se aproxima a 1, la superficie expandida tiende a desaparecer. Miret (2017).

Las instancias de espacio de intercambio público en un conjunto de viviendas son las que lo definen como un edificio para la habitación colectiva, puesto que son los ámbitos en donde, lejos de la intimidad de los hogares, los individuos intercambian vivencias con su vecindad. La noción de vivir colectivamente se funda en compartir el espacio y, a la vez, aprender de esta actividad en razón de vivir socialmente. Sin embargo, esta condición de sociabilidad en los conjuntos de vivienda colectiva suele ser relegada a espacios carentes de gradientes de publicidad, esto es, un patio común o un salón de usos múltiples o una terraza accesible. Los patios devienen en espacios neutros, mudos donde las unidades vuelcan sus visuales desde la lejanía. No se genera relación alguna con ellas. Constituyen espacios a los que el individuo se dirige, pero que no habita.

Se propone un prototipo genérico a ser desplegado en los vacíos concatenados del proyecto, constituyendo patios concatenados y en altura, los cuales contarán con núcleos de circulación vertical, volviéndolos lugares de paso obligados a la vez que evitan constituirse como herramientas en la conformación de guetos. El sistema cuenta con un prototipo que se compone de los siguientes elementos variables, los cuales serán afectados en función de la información que mapeen del sitio donde se desplegarán:

  1. Niveles. Los niveles serán informados según el lugar en donde el prototipo se despliegue, es decir, según la cantidad de patios concatenados que el sistema identifique.
  2. Senderos. Cada nivel generará senderos perimetrales, los cuales dependerán en cantidad en función del tamaño del vacío, ya que a mayor tamaño de vacío mayor perímetro de islas habitativas y, por ende, mayor cantidad de individuos que lo circulan.
  3. Núcleo de circulación vertical. Todos los prototipos poseen un núcleo de circulación vertical, cuyo tamaño dependerá de la cantidad de patios concatenados ya que, a mayor altura, se necesitará un núcleo de circulación vertical que albergue un ascensor, mientras que, si el núcleo concatena pocos vacíos en altura, bastará con que cuente sólo con escalera.
  4. Vegetación y equipamiento. Los senderos son poblados de dos tipos de elementos. Por un lado, en los sectores más alejados al acceso desde el núcleo de circulación vertical se dispone vegetación, cuya altura y diámetro es variable en función de la distancia a dicho punto. Además, bancos, mesas y sillas se disponen en proximidad con el acceso, de modo que las instancias de publicidad sean apropiadas como ámbitos para el intercambio colectivo.

Luego, el sistema se desarrolla según dos instancias generativas:

  1. Identificación de vacíos y vacíos concatenados. Se construye un mapa de los vacíos por niveles en todo el proyecto. Los vacíos son aquellos espacios vacantes entre islas, y entre islas y el perímetro del terreno del proyecto.
  2. Posteriormente, se identifican los vacíos que aparecen concatenados, es decir, aquellos cuyos centroides se solapan en altura, pudiendo consolidar núcleos de circulación vertical en su interior.
  3. Despliegue de prototipos. Se despliegan los prototipos de instancias de publicidad en los vacíos concatenados, generando núcleos de circulación vertical en sus interiores y bandejas de publicidad en su perímetro interno. Estos prototipos son sensibles a la cantidad de concatenaciones y al tamaño de los vacíos.

Se hipotetiza consolidar instancias de publicidad desplegadas en todo el proyecto, las cuales están cargadas de elementos que las vuelven lugares valiosos para el conjunto habitativo. Así se generan lugares desperdigados en sitios estratégicos (vacíos concatenados) de modo que puedan ser apropiados por los residentes del conjunto incentivando a que el intercambio y la vida colectiva en el exterior se genere de modalidades diversas y continuamente relacionadas con la circulación y los interiores habitativos.

Disrupción 05: ambiente

Multiplicidad Interna

El concepto de ambiente es un dispositivo disciplinar del proyecto de vivienda colectiva que condiciona al individuo proyectista heredado de concebir a la familia ideal genérica como unidad mínima del conjunto de vivienda colectiva. Ampliar la noción de grupo familiar a un agenciamiento de individuos, nos permite pensar en términos de sujetos agrupados y la multiplicidad de cada uno de ellos como entidad autónoma y compleja en sí misma. Así, se genera la posibilidad de considerar los ambientes interiores desde la condición individual de las actividades domésticas a ser proliferadas en un interior diferenciado, evitando recurrir a ambientes predeterminados como dispositivos arquitectónicos.

El énfasis con el que los congresos CIAM principalmente y la llamada Arquitectura Moderna trataron el tema de la vivienda colectiva devino en la creencia que la idea de vivienda era esencialmente moderna. Es así que durante ese período, Occidente identificó un tipo de vivienda con la idea de vivienda universal, dejando de lado cualquier otra conceptualización. Es durante este período que la vivienda colectiva se instala como tema de la práctica disciplinar más no de investigación, sino como respuesta a una necesidad social deviniendo en configuraciones (tanto espaciales, como materiales y de actividades) rígidas, estáticas, plagadas de condicionantes, como las ideas de función, tecnología, higienismo y practicidad. Pero más importante, el concepto de vivienda se tiñó de síntomas morales y éticos, los cuales marcaron no solo al acontecer histórico, sino al devenir proyectual futuro de la vivienda colectiva.

Figura 5
Axonometría de la estratificación completa con los prototipos de instancias de publicidad desplegados identificados en grises y catálogo de variabilidad del prototipo de publicidad en donde cada columna muestra una instancia generativa y su variabilidad incremental. Miret (2017).

Se propone la disolución del concepto de ambiente, en función de constituir diferenciación interior sin la necesidad de consolidar módulos tipológicos autónomos y genéricos, dando lugar a la incompletud y ambigüedad. Se hace foco en las actividades del habitar, desplegándolas según un sistema de población material por medio de la regulación de grados y cambios de clase.

El sistema se organiza según 3 etapas:

  1. Modulación de los ámbitos de servicio. En función de la identificación de las áreas generadas producto del desfase de celdas se re-modula la superficie vacante en celdas a ser destinadas como áreas de servicio.
  2. Población de interioridades habitativas. Se determinan tres tipos de ámbitos interiores, a saber, lugares para dormir (intimidad máxima), lugares para comer (intimidad intermedia) y lugares para el intercambio (intimidad mínima). Para los cuales se determinan grados de variabilidad, los que al alcanzar un punto máximo producen cambios de estado en la organización interna de los mismos. Luego, estas interioridades son desplegadas en las celdas iniciales, según criterios de proximidad con los accesos a las islas desde los núcleos de circulación vertical, ubicando los ámbitos de máxima intimidad, es decir los lugares para dormir más alejados de estos accesos, luego los de intimidad intermedia y finalmente, los más próximos a estos accesos, serán los ámbitos destinados a intimidad mínima, es decir los lugares de intercambio.
  3. Población de interioridades de servicio. Se determinan tres tipos de ámbitos interiores de servicio, a saber, lugares de guardado (celdas menores a 3m2), lugares para cocinar (próximos a los ámbitos para comer) y lugares sanitarios (próximos a los ámbitos para dormir). Para los cuales se determinan grados de variabilidad, los cuales al alcanzar un punto máximo producen cambios de estado en la organización interna de los mismos. Luego, estas interioridades son desplegadas en las celdas de servicio. Los lugares de guardado son las celdas menores a 3m2, luego las celdas próximas a los ámbitos para comer son los lugares para cocinar, y finalmente, próximos a los ámbitos para dormir, los lugares sanitarios.

Se hipotetiza la disolución del ambiente pre-determinado como único resabio para el habitar colectivo íntimo a la vez que se propone un modo de habitar colectivo por medio de una interioridad diferenciada según grados de intensidad respecto de relaciones con los accesos, primero y con condiciones de despliegue interno, luego. De este modo, se incentiva una manera alternativa de interpretar la apropiación del interior de la vivienda en los conjuntos de vivienda colectiva, volviendo el modo de habitar en los mismos una experiencia comunitaria.

Figura 6
Plantas de los niveles 03 y 04 de celdas iniciales y áreas sirvientes moduladas diferenciadas según tamaño y proximidad a los ámbitos de mayor intimidad, y mosaico de axonometrías de variabilidad en dimensión x de lugares para dormir (mayor intimidad). Miret (2017).

Disrupción 06: circulación

Flujos Heterogéneos

La circulación como conexión de homogeneidades es un dispositivo disciplinar del proyecto de vivienda colectiva que condiciona al individuo proyectista deviniendo en una facilitación de la tarea de cohesión. Por medio de tácticas de conectividad se desplegará un sistema de vectores que asegure la circulación y accesibilidad a todas las islas habitativas a la vez que cohesione la heterogeneidad inherente al todo.

Los conjuntos de vivienda colectiva son homogéneos o, mejor dicho, resultan en una conexión de homogeneidades. El hecho de que se dispongan unidades repetitivamente, una al lado de otra, genera la necesidad de conectarlas linealmente. Las circulaciones resultan conexiones homogéneas puesto que pretenden conectar homogeneidades. En este sentido, devienen largos pasillos, a veces ocultos y oscuros, otras abiertos al paisaje o a un patio interno, pero siempre lineales, modularmente subdivididos por puertas de acceso a unidades discretas, aisladas entre sí. Es decir, las circulaciones no comparten ningún interés respecto de lo colectivo, sino que son instrumentos de conexión ajenos a la problemática de la comunidad.

Se propone un sistema de vectores de conexión, tanto interno como externo, que cohesione el conjunto interconectando, a nivel global, las islas habitativas portadoras de núcleos de circulación vertical con aquellas que permanecen disociadas e, internamente, los ámbitos de mayor intimidad con los accesos a las islas. De este modo se construye una matriz circulatoria que cohesiona al conjunto tanto desde sus flujos circulatorios externos como internos, asegurando la conectividad de todo el edificio.

El sistema de vectores se despliega según dos etapas:

  1. Cohesión externa. Se identifican los centros de masa de las islas habitativas disociadas, esto es, las islas que no son adyacentes a instancias de publicidad que conecten con núcleos de circulación vertical. Estas islas disociadas son conectadas con los accesos desde los núcleos de circulación vertical a partir de un vector que conecta su centro de masa con este punto.
  2. Cohesión interna. Se identifican los centros de masa de los agrupamientos de celdas habitativas de los ámbitos para dormir (intimidad máxima) y se los conecta por medio de un vector al acceso más próximo al interior de la isla habitativa.

Se hipotetiza la consolidación de un sistema de conectividad efectivo, a la vez que integrado con la exterioridad y la interioridad de los ámbitos habitativos, incorporando las nociones de flujos circulatorios al modo en el cual la vivienda colectiva es percibida y habitada.

Hacia nuevos dispositivos

Los dispositivos de la arquitectura operan en dos planos. El primero de ellos es el que brinda la posibilidad de pensar, de conceptualizar, es decir, construir un plano sólido sobre el cual avanzar. Los dispositivos permiten dar cuenta de estructuras, prejuicios, nociones estables, presupuestos que, sin ellos, no se podría profundizar ni en la conceptualización de temáticas disciplinares, ni en la práctica de la misma, puesto que, de otro modo, se deberían crear nuevas estructuras constantemente. El segundo plano es el que representa el problema desarrollado en la tesis que despliega este artículo, puesto que es el plano por medio del cual el dispositivo restringe el modo de pensamiento de ciertas estructuras.
Esto es, sujeta al individuo proyectista y bloquea su accionar de cara a todo lo que esté por fuera del dispositivo.

Figura 7
Axonometría de perímetros de islas, celdas de mayor intimidad y vectores de conexión interna y plantas de los niveles 05 y 06 de perímetros de islas, celdas de mayor intimidad y vectores de conexión interna. Miret (2017).
Figura 8 (p. 42, arriba)
Planta del nivel 04. Miret (2017).
Figura 9 (p. 42, abajo)
Planta del nivel 05. Miret (2017).

Los dispositivos tienen este doble filo, lo cual es justamente lo que los vuelve interesantes. En este sentido, no puede pensarse en términos de antidispositivos, puesto que sería una tarea imposible operar sin ellos, es decir, sin supuestos a priori. Pero sí se pueden desarrollar ideas de cómo estos dispositivos son interpretados, volviendo sus procesos generativos contingentes, reparando en la situación coyuntural en la cual el dispositivo está operando sin volver esto un asunto contextualista en el sentido más banal del término; inestables, con supuestos que son constantemente puestos en duda y criticados prospectivamente, incluso volviendo a sus bases y revisando sus motivos históricos a través de su genealogía; abiertos, en el caso de continuar el clamor de John Frazer por el uso de un software en la etapa generativa del proyecto que otorgue la oportunidad de manipular los procesos mientras estos están generándose [12]; adaptables, al momento de responder a circunstancias diversas, sin perder sus condiciones regulatorias internas a la vez que se obtienen propiedades emergentes de dicha diferencia; heterogéneos, dando lugar a su diferenciación interna por medio de la construcción de gradientes dinámicos que admitan cambios de estado; e integradores, generando el espacio para la posibilidad de incorporar diferencia y asociación compleja de relaciones diferenciadas.

Figura 10
Render exterior del proyecto final. Miret (2017).

En función de generar desplazamientos de las modalidades que operan desde los dispositivos establecidos disciplinarmente, es preciso operar desde el proceso generativo de los mismos. El modelo aquí presentado reclama una disrupción procesual del dispositivo, entendiendo al mismo como un proceso, no como objetos, elementos congelados o configuraciones estáticas.

Es preciso dar cuenta de aquellas condiciones estables de los dispositivos en función de poder generar superaciones de los mismos respecto de los condicionamientos restrictivos que imponen.
En el caso del proyecto de vivienda colectiva, se propone operar según un criterio de acercamiento escalar a la problemática, partiendo de la noción de objeto en su condición contextual, hasta llegar a su modalidad circulatoria interna.

En ningún momento se opera sobre el dispositivo como configuración estable, sino desde las condiciones que lo vuelven posible o su razón de ser original. De este modo, se propone una visión superadora a través de una intervención en su morfogénesis, no con la intención de generar configuraciones nuevas u originales per se, sino con el interés de avanzar hacia nuevas modalidades de dispositivos contingentes, inestables, abiertos, adaptables, heterogéneos e integradores ■

Figura 11
Render exterior del proyecto final. Miret (2017).


REFERENCIAS

  • Allen, S. (1999). Points + Lines. Nueva York: Princeton Architectural Press.
  • Ábalos, I. (2014). La Buena Vida. Barcelona: Gustavo Gili.
  • De Landa, M. (2016). Assemblage Theory. Edimburgo: Edinburgh University Press.
  • Deleuze, G. y Guattari, F. (2012). Mil Mesetas, Capitalismo y esquizofrenia. Buenos Aires: Pre-textos.
  • Deleuze, G. (1990). ¿Qué es un Dispositivo? En AA.VV. Michel Foucault Filósofo. Barcelona: Gedisa.
  • Foucault, M. (2005). Las Palabras y las Cosas. Una arqueología de las ciencias humanas. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
  • Foucault, M. (1991). Saber y Verdad. Madrid: Endymion.
  • Frazer, J. (2005). Computing Without Computers. Architectural Design, (75), pp. 34-43.
  • García Fanló, L. (2011). ¿Qué es un dispositivo? Foucault, Deleuze, Agamben. A Parte Rei, (74), pp. 1-8.
  • Lyotard, J. F. (1993). La Condición Postmoderna. Buenos Aires: Planeta.
  • Miret, S. (2017). Mil Edificios, Procesos Maquínicos en Estrategias Proyectuales Complejas (Tesis de Maestría). Recuperado de https://www.academia.edu
  • Najle, C. (2004, diciembre). Machinic Manifiesto. Quaderns d’arquitectura i urbanisme, (244), pp. 126-137.
  • Sarquis, J. (1995). Programa del Conjunto Habitacional Ciclo Vital. Buenos Aires: Secretaría de Investigaciones en Ciencia y Técnica.


Notas

1. Este artículo corresponde a una síntesis de la tesis de maestría en Investigación Proyectual denominada “Mil Edificios, Procesos Maquínicos en Estrategias Proyectuales Complejas” desarrollada por Santiago Miret bajo la dirección de Ciro Najle. (Volver)

2. Para un concienzudo análisis respecto de la noción de dispositivo según Foucault y cómo la misma despliega diferencia respecto de nociones meramente discursivas, ver García Fanló (2011). (Volver)

3. Jean Françoise Lyotard (1993) refiere a la muerte de los cuatro grandes relatos de la modernidad (y el surgimiento de la condición posmoderna gracias a las transformaciones en la ciencia, la literatura y las artes a partir del siglo XIX), estos son, el cristianismo, la historia marxista, el capitalismo y el iluminismo. Todos ellos teleológicos. El cristianismo en referencia a la salvación por medio de la fe en el más allá y un poder divino superior; la historia marxista apostando a la salvación del proletariado al destituir a la burguesía; el capitalismo y la fe en el capital; el iluminismo determinando su verdad en la ciencia (el positivismo). La posmodernidad, y la noción del no relato corrompe estas nociones. Mientras que la contemporaneidad carece de estos grandes registros. Dada la multiplicidad de relatos, no puede encontrar legitimación en ellos. (Volver)

4. Se hace hincapié aquí en las condiciones disciplinares en lugar de las condiciones habitativas, dado que, en primera instancia, el problema del uso de dispositivos es estrictamente disciplinar. Son utilizados por arquitectos, con la técnica que la disciplina pone a disposición. Sin embargo, el tema de los dispositivos trasciende la disciplina de la arquitectura y se extiende a las esferas de lo social, lo político y lo económico. Sobre todo, cuando se refiere a la vivienda. Jorge Sarquis ha publicado extensamente respecto de este tema. De estas publicaciones se destaca Sarquis (1995). (Volver)

5. En este sentido, Iñaki Ábalos (2014), desarrolla una tesis respecto de la vivienda moderna asociada a la familia tipo norteamericana. (Volver)

6. El primer camino correspondería a una tesis respecto de la psiquis o la sociología asociada a la noción de dispositivo. (Volver)

7. El aporte teórico más riguroso y cercano respecto del proceso maquínico en arquitectura puede encontrarse en el ensayo de Najle (2004, diciembre). (Volver)

8. Se toma la noción de agenciamiento maquínico desarrollada por Gilles Deleuze (2012) y luego sintetizada por Manuel De Landa (2016). (Volver)

9. Simplificando al máximo, lo mecánico tiene fines productivos, es decir, llevar a cabo un trabajo específico, un resultado óptimo. Lo maquínico, por el contrario, tiene fines performativos, no persigue lo óptimo, sino el comportamiento activo de sus partes. (Volver)

10. Del inglés: From Object to Field to Housing. (Volver)

11. La referencia a los maestros modernos es alusiva a la arquitectura desarrollada desde el período de entre guerras hasta fines de la década del sesenta. Si bien algunos de los personajes a los que se refiere son Le Corbusier, Mies Van der Rohe, Frank Lloyd Wright, Alvar Aalto, entre otros, es importante la referencia a una arquitectura objetual por sobre a una arquitectura autoral. (Volver)

12. En 2005, John Frazer escribía un artículo reclamando la imposibilidad de las herramientas digitales emergentes durante la década del noventa de ser apropiadas generativamente en el proceso de proyecto, en lugar de ser herramientas de representación como terminaron constituyéndose, sobre todo el software AutoCad. (Volver)