Editorial AREA 25

María Ledesma
Octubre 2019


Las primeras palabras de este número son de despedida. Entre octubre y noviembre del año pasado hemos perdido a Beatriz Galán, miembro de nuestro Comité Editorial y a Tomás Maldonado, miembro de nuestro Comité Académico. No es momento de glosar sus trayectorias: la extensa y polifacética actividad de Tomás que cruza el espectro completo de la profesionalización e institucionalización del diseño; la más breve pero no menos intensa labor de Beatriz y su lucha apasionada por el reconocimiento del diseño en el sistema científico argentino. Solo deseo señalar la importancia que ambos han tenido (y tienen) para nuestra revista.

Quienes hemos tenido la dicha de conocerlos, sabemos que sus palabras y enseñanzas trascienden el espacio de sus vidas, que aquella fuerza que imprimieron a sus actos sigue inalterable en sus discípulos y en sus obras. Sabemos también que la vida sigue y que ellos serían los primeros en alentarnos a avanzar más allá de la pena. Por eso, en honor a su recuerdo, en homenaje a sus trayectorias, presentamos nuestro número 25.

A fines del 2017, anunciábamos nuestra intención de adecuar la revista a los desafíos propios de transmedialidad contemporánea atendiendo a la multiplicación de soportes y circuitos de circulación de los artículos académicos. Hoy, AREA cuenta con un canal de YouTube, tiene presencia activa en otras redes sociales y ha incorporado la modalidad de publicación continua en formato digital.

El volumen que aquí presentamos, en color, suma los artículos que desde noviembre de 2018, han ido apareciendo en nuestros portales y . Este último –basado en una plataforma OJS (Open Journal System)–, comparte espacio con otras publicaciones de la FADU-UBA, que dan cuenta de la investigación y producción de investigadores, doctorandos, maestrandos y becarios en nuestra casa de estudio y de sus vínculos con colegas de otras partes del mundo. De esta manera, ofrecemos a nuestros lectores una nueva espacialidad académica propia de la translocalidad contemporánea que, como todo nuevo dispositivo, ha de generar nuevos modos de lectura y nuevos modos de producción.

La tarea emprendida no supone pasar los contenidos que antes se editaban en papel al medio digital, sino que se trata de una transformación en los modos de producción del conocimiento.

A un año del comienzo de la experiencia con el establecimiento de nuestro sitio web, algunos indicadores dan cuenta de ellos: hay un contacto fluido con nuestros lectores, hecho que –si bien no ha llegado aún al establecimiento del intercambio de ideas que propone nuestra Sección Debates– ha incrementado el número de académicos que se acercan tanto para leer la revista, como para publicar en ella. No es un hecho meramente cuantitativo susceptible de medirse en número de lectores sino que debe leerse en clave de difusión del conocimiento: baste recordar que hasta este año AREA solo podía encontrarse en bibliotecas o en el CD AREA 20 AÑOS que recogía las ediciones del número 1 al 17. Con orgullo podemos decir que los contenidos propuestos por nuestros autores han podido leerse inmediatamente después de finalizado el proceso de evaluación, con una gestión ágil que dinamiza el circuito editorial. La llegada constante de artículos de Portugal, de España, de Colombia, Ecuador, Perú, México, Costa Rica o Brasil es un efecto de esa apertura que nos pone en línea real con el movimiento de acceso abierto establecidos en Bruselas hace casi 20 años.

La tarea recién comienza: nos encontramos en pleno proceso de transición que –estimamos– llegará a cerrar un ciclo en octubre del 2020 cuando, habiendo completado todos los procesos de gestión editorial bajo el sistema OJS, apliquemos a la indexación para nuestra revista electrónica.

En este contexto, se resignifica el sentido de nuestra revista papel y se abre para nosotros un debate que pondrá en juego no solo concepciones sobre el modo de acceso y distribución del conocimiento científico sino también sobre diseño y sustentabilidad. La defensa de la revista papel como objeto de diseño frente a posiciones vinculadas al ecodiseño delinearán perspectivas que, en conjunción con las decisiones de los centros evaluadores de revistas académicas, llevarán a definir una política respecto a la edición papel de AREA.

Mientras nos acercamos a la meta, los invitamos a participar del debate y les presentamos este, nuestro número 25 al que atribuimos todos los imaginarios propios de aquello que llega al cuarto de siglo. 25 números, 25 artículos.

La resonancia del número se repite en las 25 contribuciones que conforman la parte general de nuestra revista a la que suma un Dossier orientado a profundizar uno de los temas candentes de la actualidad: los migrantes. Fernando Murillo, nuestro editor invitado, presenta el tema y describe los aportes recibidos.

El volumen reúne las publicaciones que, en la digitalidad, se han llamado 25(1) y 25(2) y los artículos, acomodados en el formato revista, abandonan la lectura continúa, el scroll vertical y el orden aleatorio para organizarse en un índice que no ha sido fácil realizar: la profusión de temas que abordan nuestros autores manifiesta la bastedad de las preocupaciones e intereses que caracterizan nuestro campo.

Hemos optado por comenzar con aquellos artículos que tienen como tema el diseño, ya que si bien nuestra revista apunta desde el inicio a la reflexión sobre Arquitectura, Diseño y Urbanismo, los artículos que abordan problemáticas de diseño han sido los menos. En este número, por el contrario, ocupan un quinto del total: Cristina Voto, Martín Tisera, Andrea Carolina Cuenca Botero, Mónica Romãozinho y el trío conformado por Bonilla, Brandetti y Oubel direccionan la lectura hacia el Diseño Audiovisual, el Industrial y el de Accesorios formando una constelación que ilumina aspectos epistémicos, teóricos, históricos y estéticos del campo.

Los artículos siguientes están vinculados por aspectos relacionados con la experiencia estética como campo de estudio de lo sensible. Dimas González aborda la forma como huella en el discurso del paisaje, Juan Manuel Cañonero analiza la influencia de la música en los espacios arquitectónicos y el dúo formado por Castiblanco Suarez y Períes aborda con una mirada metodológica las demarcaciones sonoras en el espacio público.

Aprovechando el sesgo metodológico de este último artículo, lo tomamos como bisagra para incluir un nuevo grupo de artículos centrados en propuestas y reflexiones sobre cuestiones conceptuales o vinculadas al método: Mijail Orihuela aborda la problemática conceptual del territorio, Juan José Gutiérrez elige la reflexión sobre la teoría relativista de la historia mientras que Cevallos Aráuz y Parrado Rodríguez, en conjunto, analizan los modos de observación y registro fotográfico como técnicas para aprehender significados del espacio público.

Por último, Carlos Guillermo Vargas Febres realiza una defensa de los estudios de enfoque mixto para abordar temáticas como la autoconstrucción, en las que los pobladores constituyen un factor central y el trío Andersen, Martini y Discoli, propone un modo de clasificación y evaluación del sector residencial orientada a la aplicación masiva de estrategias de reciclado edilicio. La ciudad aparece tematizada desde diferentes perspectivas: Cintia Ariana Barenboim analiza la normativa urbana y sus efectos en la implementación del nuevo Código Urbano de la ciudad de Rosario mientras que Ezequiel Flavio Martínez propone nodos de articulación para la integración ribereña de la ciudad Buenos Aires. Con una mirada analítica y conceptos acarreados desde los Estudios Visuales, Adriana Guevara descubre en la avenida 9 de Julio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuatro imágenes que corresponden a cuatro ciudades.

Poniendo el foco en los sectores más pobres de la ciudad, Pedro Senar y Soledad Clavell se ocupan de analizar la componente socio-laboral en las acciones de (re)-urbanización en el territorio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y María Eugenia Durante disecciona los modos de enunciar la problemática de la urbanización de la Villa 20 como modo de acercamiento a otra visión de lo arquitectónico. Por último, Emilia Mosso se ocupa de la relación entre las necesidades básicas insatisfechas y la localización de la población en Santa Fe.

En otro orden, el dúo formado por Ganem y Barea proponen un diagnóstico del comportamiento térmico de edificios en forma masiva mediante el uso de la termografía infrarroja; Jacinto, Carrizo y Gil en conjunto, proponen la localidad de Fontana como laboratorio metropolitano para el estudio del fortalecimiento energético de poblaciones de bajos recursos y Hernán Baulo Darhanpé desarrolla conceptos orientados hacia la sustentabilidad del hábitat residencial de la Patagonia Austral. En el ámbito rural, Mostacero y Comerci analizan, aplicando la lente a los puestos de La Puntilla, la vivienda como estrategia de reproducción social.

Los artículos se completan con una serie histórica volcada a nuestro pasado reciente: Giménez y Valentino revelan nuevos aspectos de la dupla Álvarez & Testa y Adriana Laura Massidda analiza el Team 10 como proceso de apropiación creativa.

Como siempre, contamos con la sección Aperturas, presenta trabajos de estudiantes de la cátedra de Morfología a cargo de Horacio Wainhaus en la carrera de Diseño Gráfico de nuestra facultad. Por su parte, las reseñas bibliográficas también muestran la variedad de temas que abordamos: una se centra en problemáticas territoriales; la otra, en consonancia con el eje de nuestro Dossier, presenta un texto sobre migraciones enfocado en sus figuraciones.

Como se ve, este número de AREA polifacético, plural, tiene propuestas para diferentes lectores. Responde así al propio carácter de su objeto –la Arquitectura, el Diseño, el Urbanismo– cuya complejidad invita a abordajes diversos tanto por la elección de la puerta de entrada como por el marco conceptual desde el que se realiza. En este sentido, sin suscribir ningún artículo en particular, suscribimos el todo como propuesta editorial centrada en la apertura, la calidad y la valoración de los pares ■